Veo a Greta entrar, colocar sobre la mesa ambos platos de porcelana con nuestro almuerzo. Nos anuncia que nos ha preparado hoy es filete mignon en salsa de champiñones, acompañado de vegetales al vapor y espárragos asados. Huele demasiado bien, se ve también apetecible pero no más que las tetas de Serafinas frente a mí. Mi boca está hecha agua, sí, pero por ella, no por el trozo de carne que Greta nos ha preparado, sino por la carne de Fina, la cual deseo hincarle los dientes. «O.K. ¿Desde cuándo soy tan neandertal?» Me relamo los labios y me siento con mi espalda recta. Serafina no me está mirando, ella está atenta a todo lo demás que Greta toma del carrito y coloca en la mesa. Yo decido verla también, y sonrío para mis adentro al notar que no puede ocultar la felicidad de servirme un