Los motores del Jet privado proporcionaban un ruido constante mientras Kath y Michele se acomodaban en sus asientos de cuero blanco. La cabina estaba elegantemente decorada, llena del lujo y la sofisticación que caracterizaban a Michele Brown. Kath bajó del regazo de Michele, cuando su computadora portátil sonó con una notificación. Michele relamió sus labios y acomodó con descaro su m*****o duro debajo de la tela de su pantalón, con su pulgar limpió la comisura izquierda del labio de Kath mientras esta trataba de controlar su respiración agitada y sin decir nada, Michele tomó la computadora y abrió el correo que había recibido. Michele se reclinó en su asiento y cerrando los ojos brevemente. Antes de comenzar a leer el correo que Matteo le había enviado. "Los arreglos para los cargamen