Parpadeando lentamente mientras la luz del sol se filtraba a través de las cortinas de la habitación, Kath despertó. Recordó vagamente la boda y explícitamente la noche anterior, todo lo ocurrido sobre la mesa del comedor y lo que pasó después al llegar a la habitación. Misma que estando completamente iluminada, se notaba clara, elegante y armoniosa, como si fuese la habitación de una pareja de casados. Kath recordó el rostro de Michele, la forma hermosa en la que su cabello se despeinaba y su cuerpo se perlaba por el sudor que comenzaba a recorrerlo, pero el dolor que sentía a causa de lo ocurrido era ahora lo que dominaba su mente. Intentó moverse y una punzada de dolor que comenzó entre sus piernas recorrió su cuerpo, obligándola a detenerse y respirar profundamente. Con mucho cuidad