Michele Brown
.
Observó la vista desde el muro de cristal de mi oficina en el "Diamante" el hotel más lujoso y conocido de New York, mientras presiono la taza de cafe n***o que por hoy sera mi único desayuno.
Hoy es el cumpleaños número veintitrés de la pequeña Katherine James o mejor dicho, de mi prometida.
Tomo mi celular y por primera vez desde que estoy consciente de que debo casarme con ella, decido hablarle.
Escuchó el tono pausado que indica que la llamada ha entrado y al fin, luego de tanto escuchó su voz responderme.
—En el futuro evita responder llamadas de números que no conoces —inquiero con mi voz gruesa, con completa frialdad, pensando que es demasiado despistada. El tono que usa después de mis palabras es despectivo y yo ladeo una sonrisa al escucharla.
Le informo a K
