—¿Es broma? —preguntó Kath levantando el vaso de jugo de naranja en el restaurante al que Michele la había llevado. En el vehículo no hablaron más, pues Michele simplemente ordenó a Antonio que regresara y los llevara a desayunar, tenia mucha hambre y no había dormido bien la noche anterior. Michele clavó el cuchillo en su carne y luego la prensó en el tenedor y se llevó un trozo a la boca, masticó lentamente manteniendo su gesto frio y una vez que tragó, observo a Kath. —¿Te parezco alguien que bromea? —preguntó con su gesto de pocos amigos y Katherine bebió de su jugo. Por supuesto que Michele Brown no parecía alguien que realizara bromas, ni siquiera parecía alguien con un buen sentido del humor. «Amargado» pensó ella. —¿Como es que un hijo me alejará de ti y no lo contrario? —pre