Saraí nunca había ido con los ancianos, era la primera vez que se sentía en una posición tan importante y realmente no podía evitar considerarse totalmente suertuda al estar con un hombre tan guapo en Washington, además de estar a punto de conocer a la élite de los licántropos de los Estados Unidos. Y era increíble lo enorme que era ese lugar, tenía un montón de personas, tanto lobos como no, que trabajaban dentro de la misma estructura. Había oficinas con nombres tan raros como: “Departamento de Registros Bélicos” y otras con nombres que ella podía comprender fácilmente como: “Departamento de Muertes Humanas por Lobos”. Suponía que ellos tendrían que emitir declaraciones a diferentes oficinas y no dudaba en que una de ellas sería la de muertes humanas, dado que, según le había explicad