—Mi mate, mi luna es Selena Monteverde —repitió Derek, esta vez mirando fijamente a Adaline. Él estaba preocupado con las cosas, especialmente por cómo Adaline estaba comportándose desde que había empezado a notar el interés de Derek en Selena. Parecía estar completamente desquiciada y temía que pudiera hacerle daño a ella o a su bebé. Y eso simplemente era algo que él no pensaba permitir, incluso aunque tuviera que romper con lo pactado con la familia Walters. —¡¿Qué?! ¿Esa mujer tan de baja categoría es la persona destinada a ti? ¡Eso es absurdo, Derek! ¿Esperas que crea semejante tontería? ¡Apuesto que simplemente quieres romper el compromiso sin razón y te juro que no lo voy a permitir! —chilló indignada Adaline—. ¡Te juro que haré lo que sea necesario para que te veas obligado a cum