Saraí había llegado a la casa de su hermana y no había encontrado a absolutamente nadie, solamente un olor a gato horrible y había terminado saliendo de ahí casi corriendo. Preguntó en el edificio por ella, sin obtener ninguna respuesta sobre su paradero, pero obtuvo información sobre el hospital en el que trabajaba y se dirigió al lugar. Fue directamente a la dirección del hospital, buscando hablar con alguien que pudiera darle información sobre la Dra. Selena Monteverde y de lejos sólo vio a un rubio guapísimo que bien podría haber sido un galán de telenovela, lo que hizo que Saraí se sonrojara al mirarlo. Desvió la mirada cuando notó que él la observaba y le había dedicado una sonrisa pícara. —¿Se te ofrece algo? —preguntó el rubio acercándose—. El director no se encuentra y yo soy qu