Estaban demasiado cerca del territorio enemigo, de la isla de los Walters, así que Derek se preparó de antemano para retirarse rápidamente, haciendo a un lado a los muertos y recogiendo rápidamente a los heridos para llevárselos para un interrogatorio, aunque claro que el más importante a interrogar era el miserable tío de Abel, el maldito de Frederick. Decidieron separarlos y llevarlos a puntos distintos por las dudas de que los hombres de Walters quisieran seguirles el rastro, pero Frederick fue personalmente llevado por su sobrino Abel y por Jonathan para ser interrogado en una propiedad privada que alquilaron especialmente para la ocasión. Era un lugar apartado, donde nadie escucharía ruidos sospechosos o nadie vería a los lobos merodeando, era perfecto para el interrogatorio. El