Selena notó que él había puesto su mano en su vientre al segundo después de hacerle esa pregunta, probablemente aprovechando por la forma en que se movió al momento de atraparla. Empezó a ponerse nerviosa y su corazón se aceleró, casi podía sentir los latidos de él sincronizados a la misma velocidad que los de ella, pero debía ser su imaginación. Su loba interna aulló y ella puso a trabajar su cerebro para buscar una excusa para salir librada de esa situación que tanto había querido evitar. —Eso no es de su interés, Dr. Daurella —expresó ella, separándose de él en todo lo que le fuera posible. —Me dijiste que eras estéril. ¿Acaso me engañaste para embarazarte de mí? —preguntó él, frunciendo el ceño y ella se sintió totalmente indignada por sus palabras. En verdad que era una persona