Minutos después. Santiago aparcó el auto frente al edificio en donde supuestamente Alba se estaba quedando bajo el cuidado del alma de llaves, antes de dejarla salir, volvió a tomar los labios de su chica, la besó por largos segundos, grabando en su memoria y en su corazón su cálido sabor. —Sueña conmigo —susurró antes de despedirse. —Desde el día que te vi, por vez primera —aseguró ella, perdiéndose en el mar de la mirada de Santy—. Te amo —murmuró acariciando la mejilla de su novio, deseando no alejarse de él, pero eso era imposible. —También te amo —aseveró él, le brindó un delicado beso de despedida, y la dejó salir. Alba bajó del auto de Santiago, antes de que él se marchara ella giró su rostro hacía él, lo divisó con una gran sonrisa, y la mirada llena de ilusión, su corazó