Las Vegas-Nevada Al día siguiente: En la suite emperador María Paz, descansaba a plenitud. Su esposo se levantó minutos antes, para pedir el desayuno con todas las cosas que a ella le gustaban: frutas, yogurt, cereales, pan integral. Luego se acercó a su mujer, y le dio varios besos en el rostro. —Mi reina hermosa, ya es hora de despertarse. — La joven sonrió, se desperezó estirando sus brazos, parpadeó varias veces, abrió sus ojos—. Mi bella durmiente, te traje el desayuno. La mirada verdosa de la joven brilló con alegría, como cada vez que estaba cerca de él. Luego observó el anillo que llevaba en su dedo anular de su mano, sonrió mordiendo sus labios, aún no daba crédito a la locura cometida, luego su corazón palpitó con fuerza al darse cuenta de que tenían que dar la noticia a sus