El pequeño Alex ignorante de todo lo que sucedía a su alrededor descansaba en brazos de su abuela, mientras Rodrigo conducía a casa. —Esto es increíble, tenemos otro nieto —comentó Diana, con algo de melancolía, acariciando con su mano el rubio cabello del pequeño. —¡Qué hermoso es! —Suspiró—. Se parece tanto a Santiago cuando tenía su edad —afirmó, con una emoción inmensa al sostener a aquel niño en sus brazos. Su esposo pasó la mano por la cabeza del pequeño. —Es una fiel copia del original —dijo él orgulloso, con una amplia sonrisa en los labios. —Así sucede, uno los tiene nueve meses en el vientre, sufre con los síntomas del embarazo y ellos nacen idénticos a sus padres. —Se quejó y sonrió Diana. —Los genes Vidal predominan en nuestra familia, mi amor —contestó él con una gran sonr