—¿Puedo?— Pregunté, dando un paso adelante y arrancando la cinta de su cara, junto con la mitad de su bigote ralo— Cállate, coño —Tú eres el marica— se burló Emmanuel— Este hijo de puta me dijo que asesinaste a mi hermano. ¡Mi hermano pequeño! —Y le estás vendiendo armas a los niños— espeté— Una de esas armas mató a uno de mis amigos, imbécil. ¿Quién es tu proveedor? —Como si te lo fuera a decir— se rió— Eres un viejo. No deberías estar en el juego Saqué mi arma, amartillando el gatillo y poniendo el cañón del arma debajo de su barbilla. —Eres un idiota— Palideció— ¿Proveedor? —Vienen de un montón de lugares... Recibo una llamada telefónica de un número bloqueado. Me dicen una dirección y hay productos en la dirección. Armas, drogas, mujeres. Se supone que debo vender y obtener el m