Artemisa llegó a su casa con un gran plato de comida y postre para poder alimentarse. Su padre le sonrió y se despidió de ella para posteriormente dirigirse hacía su oficina para continuar con su trabajo. La castaña caminó hacía donde estaba su comedor para poder sentarse y comer en paz. — Señorita Artemisa — Uno de los trabajadores que se enfocaban en la cocina le sonrió al verla llegar — ¿Quiere que le hagamos algo de comer? — Ella le sonrió de regreso y negó ante su pregunta. — No te preocupes — Alzó su mano para poder mostrarle el plato de alimento que traía — Mi padre y yo pasamos a comprar comida y un postre — El susodicho asintió sin perder la sonrisa. — En un momento más le prepararemos la mesa para que pueda sentarse a comer a gusto — Artemisa hizo una mueca al no