Elena volvió a su tienda después de un largo recorrido, le dolían los pies y estaba sintiendo los desvaríos que la edad dejaba tras de sí cuando alzó la vista y vio al marqués Charles Carsley en la entrada de su tienda, enderezó la espalda, miró en su espejo, retocó su labial, cejas, cabello y dejó los estragos de la mujer madura que era, dentro del coche.
Charles volteó a verla – mi lady, veo que vine en mal momento, la estoy importunando.
– Mi lord, usted nunca.
Charles le abrió la puerta y la acompañó por la tienda – tengo el primer diseño de la construcción que me pidió y hay ciertos detalles que quisiera discutir antes de dar inicio a los preparativos – habló en voz alta para que los clientes que voltearon a verlo escucharan el motivo de su visita.
Elena ahogó su risa y esperó has
