Ya era tarde y el horario de la villa era muy rígido, Jessica debía levantarse muy temprano, arreglarse, hacer sus deberes y estar lista cada vez que la condesa Varem la llamara, no tenía tiempo para pararse frente al espejo y mirar el collar triple de perlas sobre su cuello.
Y ahí estaba, observando con una mezcla de sentimientos las relucientes perlas en contraste con su piel, se enfadó un poco al recordar lo bien cuidada que estaba la piel de la condesa, pero de inmediato apartó ese sentimiento, por supuesto la condesa era hermosa, ¡tenía dinero!, cualquiera se veía bien sí usaba vestidos elegantes y joyas finas.
Los murmullos atravesaron la puerta y Jessica se apresuró a ocultar el collar con el cuello alto de su vestido, después salió de la habitación para continuar con su trabajo.
