IRIS Suele asociarse la claridad con seguridad. En las películas de miedo todo pasa en la noche, como si durante el día los demonios durmieran, pero en la vida real -al menos en la mía- no descansan. Mis demonios no son cobardes, no se esconden entre las sombras. Cuando quieren hacerme daño vienen y se plantan frente a mí. Quieren que sufra, que sienta dolor. Quieren arrastrarme con ellos, pero solo lo han conseguido una vez; una sola vez en la que aprendí la lección: la oscuridad se refugia en la luz. No sé cuánto llevo así. Soy consciente de lo que pasa a mi alrededor, pero mi cuerpo parece no reaccionar. —Vamos a llevarla al hospital. Oh no... —No le gustan los hospitales —dice Jen. Ella no dejará que me lleven. —¿Crees que me importa? Te estoy informando, no preguntando. —Herma