Un corazón para el CEO despiadado

Capítulo 4 Siento que te conozco desde hace mucho tiempo

Eithan condujo con la misma zozobra que Carolina, él jamás se hubiera expuesto a subir en su auto a un desconocida, y menos en las condiciones de ella, además su grado de bondad no llegaba hasta allí, pues siempre fue un egocéntrico y patético malhumorado, que la palabra humildad, estaba muy lejos de su léxico.

Pero definitivamente, estaba actuando como si no fuera él, cuando la veía por el retrovisor, sentía como su corazón palpitaba con más fuerza, era algo inexplicable, como si su órgano sintiera de manera independiente, y al ver a Carolina, se acelera más de lo normal.

—Hemos llegado—Eithan frenó delante de un restaurante de comidas rápidas, un sitio que nada que ver con personas como él.

Carolina abrió los ojos y se sorprendió, casualmente era el mismo lugar en donde solía comer con Alejandro, era su lugar favorito, cuando quería comer fuera de casa, frecuentaban el sitio.

—¿Te gusta comer aquí? —le preguntó confundida.

—Bueno, no, nunca he comido aquí, pero hoy, simplemente algo me trajo hasta aquí ¿Por qué?

—No lo sé, pero bueno, pensándolo bien, me dio hambre, ¿Vamos? —ella se bajó del gran auto de Eithan, después de que toda la carga hormonal que sufrió, por fin había bajado, se dio cuenta de que estaba viviendo un sueño, algo increíble, no solamente el auto de Eithan era magnífico, él también lo era.

Un hombre rubio, muy guapo, alto, acuerpado y con un porte espectacular, estaba vestido precioso, un traje oscuro, una camisa blanca sin corbata, y su olor era perfecto.

“¡Que vergüenza!” Pensó, se miró como venía vestida y quiso desfallecer, llevaba un buzo gigante que cubría su cuerpo hasta las rodillas, un pantalón deportivo, unas sencillas zapatillas y una coleta en el cabello, total ¿Quién se ponía hermosa para botarse de un puente?

—Bueno, sigue por favor, huele delicioso. —

Ella sonrió con la comisura de los labios, cuando entró al lugar, sintió como los recuerdos la invadieron y un duro nudo atravesó su garganta, pero no era un sentimiento de dolor, era más bien nostalgia, muchas veces fue feliz allí con una sencilla comida.

Ambos se sentaron en la mesa que ella escogió, Eithan le sonrió y se recostó contra el espaldar de la silla, movió su cuello para relajarse y la miró.

—¿De verdad ibas a suicidarte? —hubo un poco de sarcasmo en su pregunta, pues él había luchado por su vida hasta hace poco.

—Sí, de verdad lo iba a hacer, llevó mucho tiempo pensando lo mismo, no tengo muchos ánimos de vivir.

Eithan se sintió en plena confianza con Carolina, estaba encantado con su rostro, se le hacía familiar, era como si la conociera desde hace tiempo, pero no recordaba exactamente de donde, era una sensación diferente, porque su subconsciente sabía que no era propiamente él quien actuaba al verla a ella, era algo más profundo que se apoderó de su ser, y que lo estaba controlando.

—Bueno, me siento afortunado por haber llegado a salvar tu vida —Eithan le sonrió y ella simplemente le devolvió la sonrisa con una más tímida, el mesero llegó y atendió su orden.

—A mi tráeme una doble queso, con doble carne y una cola por favor —Eithan ordenó.

Carolina se quedó en silencio, no podía ser tanta casualidad, la misma cena que ordenaba su esposo

—¿Y tú? ¿Carolina? —Eithan le hablo alto, ella sacudió la cabeza y ordenó también.

—Gracias, estaba entretenida

—¿Estás bien?

—No lo sé, pero quiero estarlo —respondió ella.

Ambos cenaron en silencio, pero de vez en cuando compartían miradas, y eran miradas llenas de complicidad, como si entre los dos hubiera química, una inexplicable. Cuando por fin terminaron de comer, Eithan llevó a Carolina hasta su casa, ella mágicamente desistió de la idea de quitarse la vida, aunque su dolor era demasiado grande, estaba viva, y si Eithan llegó e hizo todo lo que hizo por ella, aunque fuera una casualidad, ella lo tomó como una señal que Alejandro le estaba dejando desde donde fuera que estuviera, así que no se negaría a cumplir con esos designios.