Carolina no pudo evitar salir del cementerio con el corazón a dos manos, era como esa extraña sensación de tristeza que invadía su ser, llenar el vacío que la ausencia de la persona que tanto amaba y que consideraba como el amor de su vida, no era para nada fácil. Se subió al auto de Eithan y recostó su cabeza en la ventana, pensando en la imagen de Alejandro y en todo lo que le dijo. —¿Por qué tanto silencio? ¿Estás bien? —Eithan la sacó de sus pensamientos. Ella se giró para verlo y le esbozó una sonrisa. —Estaba pensando en la visita al cementerio, es que fue muy extraña y sucedió algo muy inusual. —¿Ah sí? —Eithan ya presentía o más bien estaba seguro de que pasó, sin embargo, quería saberlo todo —¿Qué pasó acaso? —Preguntó suspicaz —No lo sé, es que todo fue muy confuso —