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1586 Words
La ventana del auto estaba abierta por lo que el hombre me vio, así que la subí raudamente. Mi mano izquierda reposaba en el volante y la derecha sujetaba las llaves, no estaba segura de mí en ese instante, el hombre cada vez se acercaba y no podía pensar en una solución, por lo que actué por instinto, encendí el auto y aceleré. -¡Oye! ¡Detén el auto mocosa! ¡si no lo haces disparo!. -Gritó el hombre. No quería confiar en esos hombres, se veían mafiosos, por lo qué aceleré más y empecé a andar en curvas, el hombre disparó varias veces, por lo que me encorvé por suerte ninguna bala me cayó, todas cayeron cerca, de hecho rompieron los vidrios del carro, pero era irrelevante, estaba completamente atemorizada, era la primera vez que me arriesgaba así en mi vida, trataba de recordar como mantener el control del auto con las pocas veces que me explicaron, iba sin equilibrio pero no tenía en mente detenerme. Me asomé por el retrovisor y noté que los hombres me perseguían, nos fuimos acercando a unas casitas algo abandonadas, me asusté mucho más, por lo que viré por una vereda, me llevaba sembradíos de maíz por montón, la cantidad de plantas impedían la visión del camino, así que iba a toda velocidad sin poder mirar bien, pero lo importante era que los había dejado atrás, hasta que hubo un momento en el que la fuerte brisa movió las plantas y pude ver que el camino me conduciría hacia un río, por lo que intenté frenar, pero los frenos no obedecían, como ya cada vez me acercaba al río y el carro no frenaba, tuve que abrir la puerta del auto y montarme arriba, cuando ya estaba a poca distancia de él, salté del auto hacía el río y allí pude flotar logrando salir de ahí, adolorida pero viva. Nadé hasta la orilla y me acosté en la tierra húmeda, estaba toda empapada y mi teléfono no encendía. -¡Maldición! No se donde estoy, y ahora me quedé sin teléfono... Pero ¿que hice? Debí dejarme asesinar por esos mafiosos, o haberme dejado morir ahogada. Que día tan horrible, me siento cochina, odio mi vida. ¡Maldigo este día!... - Exclamé prorrumpiendo en llanto. -Chto s nim sluchilos'? ty v poryadke? Me sobresalté y voltee a ver quien había dicho eso. -Ty v poryadke? -Señor no entiendo su idioma. - Respondí con las pupilas inundadas. -Vy, dolzhno byt', popali v avariyu, ya odolzhil vam svoy mobil'nyy telefon, chtoby vy mogli pozvonit' komu-nibud', kogo vy znayete, chtoby pomoch' vam. - Disculpe no lo entiendo. - Hablé mientras hacía un gesto con mis manos de que no le entendía. -Ess-esperra. Yo ser ruso. -Oh, eso si lo entendí. - Hice una media sonrisa aún llorosa. El señor salió corriendo y regresó con un teléfono en su mano, extendió su brazo y me lo dió, yo le agradecí con una sonrisa ya que no nos entendíamos. Lo irónico de todo era que tenía el teléfono en la mano y no sabía a quien llamar, así que llamé a la policía y le expliqué que me habían secuestrado pero que al secuestrador lo asesinaron otros mafiosos, huí y quedé perdida. En eso corté la llamada, esperé a que ellos llegaran, mientras esperaba el señor me dio un pantalón con una camiseta, le agradecí, me señaló que entrara a su casa, yo desconfiaba ya traumada, pero realmente quería cambiarme de ropa porque la camiseta que cargaba estaba mojada por lo que temblaba de frío, entré a su casa y había una niña pequeña que me dijo algo en su idioma como no la entendía solo le saludé con la mano y entré al baño para cambiarme, luego de eso salí nuevamente y el señor me esperaba con una taza de chocolate caliente. -Parra tú.- Extendió su brazo y me ofreció. -Gracias.-Acepté y sonreí. Sólo nos sentamos en unos banquitos mientras me bebía el chocolate caliente, pero al rato el señor se levantó de su asiento y entró a su casa, pensé que se había fastidiado de mí pero me sorprendió verlo regresar con una caja en la mano, se me acercó y yo me alejé atemorizada. -Ne boysya zdes'.- Me señaló que me acercara y sacó de la caja unas venditas y alcohol. En lo que ví eso me sentí aliviada, extendí mi mano para que me diera la caja, entendiendo mi acto, me la dió y comencé a curarme mientras él me veía sonriendo, sentía como si ya lo había conocido antes, era una sensación extraña, pero nunca lo había visto o desde que tengo memoria no recuerdo haberlo visto antes, tal vez mi mente lo relacionaba con alguien muy parecido. -Gracias por esto.- Le dije sonriendo. >. - Pensé. Al cabo de unos minutos llegaron los policías, empezaron a hacer una serie de interrogaciones mientras los demás inspeccionaban el lugar, les expliqué lo que ocurrió con detalles, entonces me subieron al auto y les indiqué el lugar del asesinato, pero cuando llegamos no estaba el cadáver, solo había sangre, era obvio que habían ocultado al cadáver, por lo que llegamos a la comisaría y allí me hicieron otra serie de preguntas pero esta vez con respecto a los otros hombres. -Señorita, nosotros hemos estado buscando a unos fugitivos por dos años es una banda de traficantes de droga quien es encabezada por un sujeto al que llaman "El hombre de hierro". Una vez estuvimos a punto de reclutarlo, queremos saber si ese hombre al que usted vió asesinar a su secuestrador es el mismo al que nos referimos; Freddy enséñale la foto del fugitivo. Uno de los policías sacó una foto algo borrosa del "Hombre de hierro" para mostrármelo, y era exactamente el mismo hombre corpulento que me perseguía, así que inmediatamente respondí confirmando que ese era el fugitivo. -Eso quiere decir que el Hombre de hierro está en la ciudad, tenemos mas ventaja. Gracias por su ayuda señorita, le daremos éste reloj que servirá para comunicarnos inmediatamente, solo en caso de que llegue a cruzarce nuevamente con el fugitivo presione el botón que trae el reloj consigo y llegaremos al instante. Ahora debe tener más cuidado porque el fugitivo le vió la cara por ende va a querer asesinarla también por su seguridad. -Más bien gracias a ustedes. - Respondí sonriendo con lágrimas en los ojos. -No se preocupe señorita, no la dejaremos sola en esto, nada le va a suceder, estamos juntos en esto, ¡calma!. - Manifestó el policía tratando de darme ánimos. -Muchas gracias de verdad. -No tiene que agradecer, ¿la llevamos a su casa?. -Preguntó el amable policía. -No gracias, mis padres van a preocuparse al verme llegar con ustedes, yo sé llegar sola, una vez más gracias.- Sequé mis lágrimas y tomé la manilla de la puerta de salida. -Esta bien, ande con mucho cuidado y no vaya a lugares desolados, vaya corriendo que ya es de noche. -Lo tomaré en cuenta, adiós. Salí de la comisaría y me fui caminando, me encontraba en la urbanización vecina por lo que estaba relativamente cerca de casa, estaba ya cansada de el día atrajeado por eso me detuve hasta el puente a descansar, me dolía todo el cuerpo de los golpes y de todo el desastre, así que me agaché a mirar la vista nocturna desde el puente. > Me levanté para buscar una piedra, al encontrarla comencé a escribir una nota en el asfalto del puente en letras pequeñas: "Charlie gracias por ser mi mejor y única amiga, eres la mejor incluso en la otra vida te elegiría te amo mucho, cuídate dulcito". De pronto se me hizo un nudo en la garganta y las pupilas se me inundaron de lágrimas, me detuve unos segundos y miraba mi nota, hasta que seguí escribiendo pero esta vez al lado de la nota que hice para Charlie: "Idiota no te perdono que me hayas dejado pero los momentos que compartí contigo fueron los mejores... -¿No vas a escribir que me amas también? Grité del susto. -¡¿Evans?!. -Exclamé levantándome del suelo rápidamente mientras secaba mis lágrimas. Él se acercaba lentamente hacia mí sin decir nada, por lo que me puse mucho más nerviosa pero mi cuerpo no respondía las órdenes de mi mente, solo permanecí inmóvil viéndolo venir, él se acercó y me abrazó, mi cuerpo sólo manifestó su profundo dolor prorrumpiendo en llanto, y Evans comenzó a acariciar mi cabello para tratar de consolarme. -Todo estará bien, lo que sea que te esté sucediendo cesará pronto, nunca más pienses en hacer esto, esa no es la solución, estoy aquí para tí. - Añadió soltándome. En lo que me soltó, dirigí mi mirada hacia el suelo ya más calmada pero aún con lágrimas en los ojos, él tomó mi mentón levantándolo para secar mis lágrimas, en ese momento no podía moverme ni decir una palabra sólo mi mirada estaba puesta en la suya, él se fué acercando lentamente hasta que nuestras narices rosaran...
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