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1721 Words
Los nervios me invadieron por completo, no sabía que hacer, si entrar o simplemente huir, aunque claramente sabía que si huía sería mucho peor. Estuve un minuto divagando en mis pensamientos, hasta que mi consciencia me convenció amenazante de entrar sin reproches a cuesta de lo que fuera, era eso o morir. Mis piernas seguían en marcha pero mi mente no quería; me conduje hasta la puerta trasera por temor de entrar y verlo frente a frente, tomé las llaves, las introduje y entré poco a poco sin hacer ruido alguno, pasé por la sala y no estaba, al irme acercando a su habitación escuché sonidos extraños no entendía muy bien, tuve mucho miedo, pero ajuro debía avisarle de mi llegada y decirle a donde fui, por lo que me detuve en el frente de su habitación, tomé la manilla y la giré lentamente hasta abrirla de sopetón, pero quedé perturbada con lo que ví, mi padre estaba besándose con una pelirroja en paños menores, por lo que cerré la puerta raudamente, mi padre al percatarse de que lo descubrí con una de sus miles amantes gritó mi nombre, eché a correr me salí de allí con lágrimas en los ojos y me encerré en mi habitación. -¡Joyce! ¡Joyce Holmes tenemos que hablar!. - Escuché a lo lejos, desde mi habitación la voz de mi padre. No podía decir una palabra, solo sollozaba, no sabía porque, si ya antes lo había descubierto más de una vez en lo mismo, tal vez fue mi reacción del temor que tenía de que el sospechoso me delatara. -¡Abre la puerta Joyce Holmes o la rompo!. No me quedó otra opción que abrirla cabizbaja porque tenía prohibido mirarlo a los ojos cuando esta enojado. -¿Olvidas que primero se toca antes de entrar?. - Me gritó mientras me halaba los cabellos y me golpeaba. Estaba ebrio, su aliento olía a alcohol, y su manera de hablar era diferente, por lo que me atemorice mucho más. -¡Ya por favor no me golpee más! - ¿Donde andabas?. - Replico. -Salí a comer helados con Charlie. -¡No deberías juntarte mas con esa niña! -¡Me has alejado de todos y te he obedecido, pero esta vez no te voy a permitir que me alejes de mi única amiga! -¡No me reproches estúpida!. - Reclamó halando mi cabello. - Y de esto no dirás nada o te arrepentirás. -¡No diré nada lo prometo!. -¿Cómo me demuestras que no dirás nada?. - Exclamó acercándose a mí tocando mis pechos. -¡Déjame en paz sádico!. - Repliqué empujándolo con las pupilas inundadas. -¡No me respondas maldita puta!. - Me gritó golpeándome en toda la nariz. -¡Te odio!. - Exclamé. -¡Eres una maldita ingrata!. - Me gritó con una bofetada y me escupió. Pegué un gritó de dolor, intenté correr, pero él tomó mi brazo por lo que lo mordí pudiendo así huir, alcancé a tomar mi bolso y entré al baño, al verme al espejo estaba hinchada por los golpes y desangrando por la nariz, me enjuagué el rostro y salí presurosa sin dirección alguna. Solo caminaba mientras sollozaba cubriendo mi rostro, como aún era relativamente temprano habían muchas personas por lo que me incomodaba, en el camino iba tratando de calmarme mientras secaba mis lágrimas; las personas me veían y murmuraban, yo solo quería desaparecer, en ese momento solo pensé en música para tratar de ignorar lo que ocurría a mi alrededor, coloqué mis audífonos y seguí caminando sin rumbo. A medida que caminaba me iba alejando de la aglomeración de personas, ya comenzaba a sentirme más tranquila, sin darme cuenta había llegado hasta la vieja banca de la noche anterior, allí me senté, pero de pronto se formó nuevamente el nudo en la garganta y sin poder contener las lágrimas comencé a llorar. > Por mi cabeza solo pasaban pensamientos negativos, me quejaba, me sentía tan sola, estuve en esa vieja banca llorando por un buen tiempo hasta que comenzó a atardecer.Después de tanto llorar me levanté, solo quedaba esa sensación de un profundo vacío interno, las lágrimas de mis ojos se habían secado, pero la profunda tristeza interna aún no terminaba, me coloqué unas grandes gafas oscuras y un cubrebocas para tapar mi rostro herido e hinchado, luego de eso caminé hasta llegar a la farmacia cercana de ahí, en lo que llegué inmediatamente recordé las palabras de aquel menesteroso, yo solo me reí con ira > pensé. Seguí de largo hasta llegar a un vendedor deambulante que vendía cigarrillos y le compré una caja. > Iba caminando sin rumbo alguno perdida en mis pensamientos, peleando con mi consciencia el porque de mi existencia, tratando de comprender la posible existencia de un dios... Me empecé a sentir incómoda en la aglomeración de personas, por lo que me alejé nuevamente y me adentré a una plaza solitaria, allí me senté en una banca, me quité las gafas y el cubrebocas, encendí mi cigarrillo y lo comencé a fumar. Mi mente logró quedar en blanco por un momento mientras fumaba, todo se sentía tranquilo, el sonido del silencio era magnífico, se sentía la atmósfera liviana. Pero sin embargo sentí un escalofrío por la espalda repentino, al que no le tomé importancia y seguí fumando; volví a sentir el mismo escalofrío y aparté el cigarrillo de mi boca; hasta que me sorprendieron tomándome por la cintura mientras cubrían mi nariz y boca con un pañuelo siendo el último hecho que recuerdo de esa plaza en ese día. -¡Estrellita! Estoy orgullosa de ti, eres tan hermosa y valiente, siempre lo has sido... Realmente lo siento... -Dice con voz quebradiza. Una dulce voz quebradiza proveniente de una mujer cuyo rostro no podía ver se dirigía hacia mí. - ¿Quien es usted? ¿la conozco? ¿y por qué me habla con tanta confianza?. - Eres una niña buena, lo que sea que pase no es tu culpa. -¿A que se refie...?... De pronto todo se desvaneció, abrí los ojos y estaba dentro del baúl de un carro había una música tormentosa, intenté moverme pero tenía las manos atadas, también los pies y mi boca cubierta con una cinta policíaca. Intentaba gritar pero era imposible, por lo que intenté calmarme y buscar una solución, pensé en mis zapatos como me quedaban flojos aproveché mover poco a poco el talón del pie derecho afincandolo de la orilla del zapato del pie izquierdo hasta lograr sacarlo, por suerte no cargaba medias así que con más facilidad pude sacar el zapato del pie derecho, con la poca visibilidad debido a la falta de luz pude ver mi teléfono por lo que lo tomé con los dos pies y encendí la linterna para ver donde estaba mi bolso ya que recordé que en él cargaba un cúter con el que me autolesionaba pocas veces, al encontrarlo introduje mis dos pies y usándolo como manos pude sacarlos, siguiendo el acto coloqué el filo del cúter hacia arriba y encorvándome logré colocar mis manos atadas con esa cinta adhesiva industrial en él y moviéndolas de arriba hacia abajo logré cortarla y liberar mis manos, al quedar libre en mis manos me encaminé a cortar la de mis pies, pero en eso el carro se detuvo, los latidos del corazón iban a millón, escondí mi teléfono raudamente dentro de mis pechos el bolso lo oculté con una camiseta de hombre que había allí, hasta que abrieron la puerta del baúl y me lancé encima del secuestrador enterrando el cúter cerca del hombro tumbándolo hacia el suelo para patearle la cara enmascarada, estábamos en medio de la nada solo montes por doquier, aproveché de quitarle las llaves del carro que las tenía dentro del pantalón, me quité la cinta poliacíaca de la boca y tomé mi bolso cerrando el baúl, pero en eso el secuestrador me tomó por el calcañar del pie tumbándome hacia el suelo, él se quitó la máscara y era el mismo hombre que nos seguía temprano. - Me excita cuando te pones agresiva. - Añade tomándome por el cuello rústicamente para intentar besarme. Pero le enterré las uñas en los ojos, y me soltó, por lo que me levanté pero me tomó por el vestido y lo desgarró quedando la mitad del vestido rota, cosa que me produjo mucha vergüenza e ira. -Tienes una silueta muy hermosa, ven divirtámonos un rato. Me hirvió la sangre de la ira por lo que lo patee en la cara y tomé la gran camiseta del baúl y me la coloqué rápidamente, sin conformarse, el secuestrador me haló los cabellos empujándome al suelo nuevamente y colocándose arriba de mí comenzó a lamerme el cuello mientras sujetaba mis manos, pero usé la rodilla y lo golpee en su parte intima dejándolo privado de dolor, ganando ventaja me levanté y entré al auto, pasé seguro, no sabía como conducir, solo un poco pero no era hábil todavía; voltee a ver y tres autos se detuvieron cerca del secuestrador, me pareció fantástico, pero esperé a ver que ocurría, de uno de los autos salió un hombre corpulento con traje lujoso que agarró al secuestrador y comenzó a golpearlo con los demás hombres, entre todos le daban una golpiza hasta que finalmente lo dispararon en la cabeza, me pareció perturbador pero me sentí aliviada, no sabía si bajar para pedirles ayuda porque no sabía que clase de personas eran, si debía confiar en ellos o no, estaba totalmente atemorizada y confundida, pero en lo que me percaté vi venir al hombre corpulento acercarse cada vez más al auto en el que estaba con una mirada intimidante; mi mente estaba bloqueada no podía pensar en nada más, los nervios se apoderaron de mí...
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