Me comuniqué con las chicas al faltar a la reunión. Era demasiado tarde cuando me desocupé, y la cita que teníamos era a las seis de la tarde. Lo que hice fue llegar al pent-house, lanzarme sobre mi cama y abrir la laptop. Hicimos una video llamada conjunta donde me contaron todos los pormenores de la cita de Anthea y Rodney. Seguían siendo amigos, pero ella nos aseguró que sentía una fuerte conexión con él. Rodney era su chico perfecto, una especie de crush que la volvía loca veinticuatro por siete. Cuando hablábamos sobre Keith y Micah, mi vaquero llamó a mi teléfono. Me disculpé con las chicas, cerré la video llamada y atendí el teléfono. —Hola, mi bailarina hermosa —saludó con la sempiterna voz ronca. —¿Qué tal, vaquero? —pregunté al morderme el labio—. ¿Salimos esta noche? —¿Qué h