ADMITIR LO QUE OCURRE

1139 Words
[GIANNA] —Gianna, ¿me escuchas?— Oigo la voz de Dante y con un poco de dificultad, abro mis ojos, pero no consigo darme cuenta de donde estoy. —Estoy mareada— Explico y en cuestión de segundos voy consiguiendo estabilizarme —¿Dónde estoy?— Averiguo y él sonríe. —En mi cuarto, estamos en mi cuarto— Responde y al verlo me doy cuenta de que trae una toalla envuelta en su cintura y una bolsa con hielo en su mano —Déjame poner esto sobre el golpe para que no se inflame— Menciona y con cuidado se sienta en el borde de la cama y luego coloca el hielo sobre mi rostro. —No debiste pelearte con él— Comento adolorida. —¿Cómo qué no? es un imbécil, no entendía lo que era un no— Señala y respiro profundo. —No se ha tomado para nada bien que terminara con él— Explico con rabia. Su cercanía me sigue poniendo nerviosa, pero mucho más la manera que la punta de sus dedos roza mi rostro —¿Te duele mucho?— Pregunta y es tanto lo que este gesto provoca, que debo sentarme en la cama y agarrar la bolsa con hielo. —No tanto, ya está pasando— Digo y siento ganas de huir —Es mejor que me vaya de aquí— Expreso y trato de levantarme de la cama, pero él me detiene sujetándome del brazo con cuidado. —¿Qué es lo que pasa Gianna? ¿Estas huyendo?— Me pregunta haciendo que mi corazón se acelere cuando él se levanta y se acerca más a mí. —Dante, déjame ir, tu novia esta abajo— Le pido y no sé cómo es que mi voz está pudiendo salir en estos momentos cuando los nervios son más fuertes que nunca. Él pareciera estar analizando las palabras que le acabo de decir, y después de lo que me parece una eternidad, me suelta —De acuerdo, pero hablaremos un día de estos— Menciona y lo único que puedo hacer es asentir y huir de aquí. Recorro el pasillo de la casa lo más rápido que puedo y luego bajo las escaleras siguiendo mi camino hacia la salida esquivando a todos los que están aquí. Puedo escucharlos murmurar de lo que ocurrió, pero no me detengo , solo salgo de la casa —¡Gianna!— Escucho la voz de An. —Me voy An— Anuncio y rápidamente ella me alcanza hasta llegar a mi lado. —¿Qué paso? ¿Por qué te has puesto así?— Me pregunta preocupada y debo detenerme por lo agitada que estoy. Miro a mi amiga a la cara y hago una pausa —Dante me llevo a su cuarto para curarme el golpe, y…— —¿Y qué?— Pregunta ansiosa. —Se acerco a mí, y yo me moría de ganas de que me besara, ¿entiendes? Me gusta mi mejor amigo… estoy…— Trato de decir, pero no me salen las palabras. —¿Enamorada?— Pregunta y cierro mis ojos. —Creo que si— Murmuro. Escucho a Anahí riéndose, y no entiendo que es lo divertido —Las dos enamoradas de nuestros mejores amigos, esto merecería una pijamada para hablar de esto toda la noche— Bromea. —An, no es divertido, él tiene novia, ¿entiendes?— Pregunto y de pronto, al levantar mi mirada hacia la ventana que da a la habitación de Dante, allí lo puedo ver besándose con Giovanna —Mira, ¿ves lo que te digo?— Comento y de pronto veo como él comienza a quitarle el vestido a ella quien inmediatamente mueve la cortina. —Vamos antes de que te deprimas— Señala mi mejor amiga y me toma de la mano para hacer que nos vayamos de aquí. […] Dos días después: 6 de junio Las clases han terminado, y con ello mi padre cree que es necesario que antes de que nos vayamos de vacaciones, yo venga a la empresa a aprender un poco de lo que hacemos. Él me habla acerca de los procesos de diseño, de fabricación, y demás cosas, pero yo solo puedo pensar en Dante. Han pasado dos días desde el preciso instante que descubrí que me enamore de él, y, a decir verdad, no sé qué hacer con todo esto… «¿se lo digo? ¿intento olvidarlo?» pienso cuando de un momento a otro mi padre se detiene en la mitad de la fábrica —¡Dante, ven aquí!— Exclama y creo que me está jugando una mala broma. «¿De verdad esta aquí?» Me pregunto y mis preguntas obtienen respuestas cuando él camina rápidamente hacia nosotros y se detiene frente a mi padre. —Si señor Alessandro— Dice firme y mi padre sonríe. —Estás haciendo un trabajo increíble, felicidades, ahora tengo que pedirte un favor— Le dice y Dante sonríe. —El que quiera— Responde sin titubeos. —¿Puedes llevar a mi hija a ver el proceso de las telas especiales? Le estoy enseñando todo de la empresa, pero tengo una reunión ahora— Le pide y asiente. —Claro que sí, Gianna, ven por aquí— Me indica luego de que nos despedimos de mi padre y debo admitir que esto es lo que no quería; quedarme sola de nuevo con él —¿Te sientes mejor?— Me pregunta al notar mi silencio y asiento. —Si, esto bien— Miento y se me queda viendo. —¿Y porque están tan callada? ¿Por qué no me abrazas como lo haces siempre?— Presiona y empiezo a ponerme nerviosa. —Porque no quiero, porque creo que es mejor que mantengamos la distancia, ¿no lo crees?— Explico y él se detiene. —¿Hice o dije algo que estuviera mal?— Indaga y vuelvo a negar. —No, y no me preguntes más por favor— Comento, pero él pareciera no entender lo que ocurre ya que se para frente a mí y lleva su mano a mi barbilla haciendo que lo mire a los ojos. —Te iba a invitar a que fueras de vacaciones conmigo y mi familia, pero ya no sé si hacerlo— Anuncia. —¿Qué?— Inquiero en un susurro. —Mi padre hablo con el tuyo y él acepto, iremos a Cerdeña una semana… ¿Qué dices? ¿Vienes?— Me propone y siento como mi corazón se sale de mi pecho. —Yo…— —Por favor— Me pide y no hay manera de decirle que no cuando me mira así. —Está bien, iré— Accedo finalmente, aunque no sé si esto será una buena idea o no.
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