Arrugué mi rostro: — ¡No…! —bajé mi rostro. — Pero Gendy... —decía Dylan mientras me explicaba en la biblioteca. — ¡No entiendo nada! —empuñé mis manos— Es como si me hablaras en otro idioma —golpeé mi frente con la mesa, Dylan se asustó por cómo sonó. — ¿Te encuentras bien? — Voy a perder la materia —levanté mi rostro. — Tengo una idea —dijo sonriendo, miré dudosa— ven conmigo a mi trabajo, así verás cómo se fabrican y podrás practicar la teoría —tenía mi boca entreabierta mientras trataba de comprender su idea— porque te he tratado de explicar esto y de verdad… ¡me estoy volviendo loco! —tiró el libro en la mesa— Te voy a recoger a las tres a tu apartamento —se levantó, no sabía si seguirlo — vamos —sonrió mientras me mostraba su mano, sonriente la to