Capítulo XV.

1106 Words
Camilo siempre había sido de ese tipo de niños que brillaban por simplemente llegar a un lugar, con su presencia algo hiperactiva y su sonrisa un tanto traviesa. Había sido desde el primero de sus días la alegría de su casa, el primer varón entre dos niñas recatadas que temían ensuciarse y hacer enfadar a su madre. El menor y al mismo tiempo el más osado de vivir el día a día con la adrenalina fluyendo por sus venas. Para cuando tenía diez años, ya había abandonado los juguetes de figuras de animales y automóviles a una caja algo agujereada que escondía bajo su cama, había días entonces que se acordaba de ellos y los vertía en el suelo mientras los observaba entre maravillado y perplejo pero minutos después estaba de nuevo afuera. Corría entonces tras un balón viejo y sucio por el lodo que lo hacía ir calle abajo y subir casi sin aliento, esperando volver a bajar. La mayor de sus hermanas lo observaba sentada en la ventana de la sala, con una sonrisa paciente en sus labios, viéndolo ir una y otra vez, como una rutina un tanto enigmática; no comprendía como su hermano podía reírse solo bajo el potente sol de la tarde con un balón por delante y los pies trastrabillando con las rocas, haciéndolo tambalear y reír con mayor intensidad. Camilo tenía entonces trece años cuando el primer torneo de fútbol se planeo en los pasillos y patios del colegio. No conocía mucho del deporte, ni siquiera sabía bien como jugarlo pero la pelota parecía gritar por él mientras terminaba de estampar su nombre en el equipo que estuvo dispuesto en aceptarlo. Se cayó, se quejo, erró una y otra vez pero terminaron por ganar en el último minuto de un partido de media hora algo improvisado entre las clases de matemáticas y ciencias naturales. Había sido un primer partido arduo y los que le siguieron fueron igual de complicados pero la diferencia estaba en que le balón corría con fuerza y el reía cada vez que lo hacia chocar contra la ya casi desvanecida red de la portería contraría. Camilo amo el fútbol desde ese momento. Pero no era aquel fútbol que pasaban en los televisores cada domingo en la tarde y que su padre observaba extasiado mientras le gritaba a la pantalla. Era el fútbol que podía jugar en las calles, con su hermana mayor como una improvisada portera que le huía al balón al verlo venir y nunca tapa ni un solo intento de tiro. Con la otra de sus hermanas gritando porras torpes a los dos únicos jugadores. Camilo amo el fútbol, tanto como amo desde el inicio ir tras la pelota. Un poco menos que lo segundo pero al fin y al cabo, amándolo. Fue casi diez días antes de su cumpleaños número diecisiete que las cosas tomaron un rumbo un poco diferente a lo que por años Camilo planeo para su vida. La rodilla le comenzó a doler tras el último partido y obtener el pequeño trofeo junto a sus compañeros, que sudorosos golpeaban con sus palmas las espaldas de los otros, como gesto de recompensa y compañerismo por tan arduo trabajo.   Camilo no se quejo, ni ese día; mientras le sonreía a la foto del periodo escolar; ni los tres siguientes, cuando a penas podía caminar sin hacer una mueca algo graciosa. Fue para el cuarto día que no pudo levantarse, la pierna choco contra el suelo de mármol mientras gritaba el nombre de sus hermanas y el de su mamá. Un tendón flojo, fue lo que le oyó murmurar al medico que miraba un tanto apenado a sus padres.  Camilo lo entendió. El fútbol había terminado para él. No replico ni tuvo algo que decir. Simplemente se acabo, como cuando a los diez dejo abandonados en una caja diversos juguetes y que en tardes de aburrimiento sacaba y admiraba con la misma emoción de antaño. Simplemente había terminado. Pero Camilo no dejo ir el balón tan fácil. Ya no podía hacer pases, ni hacer goles ni patear balones para que adquiriesen curvas algo imposibles pero aún podía correr calle abajo tras el mismo desvalijado balón y luego volver a subir, con el pecho rebosando de diversión y la respiración algo entrecortada. La vida siguió así. Él único varón en una camada de tres, él único osado que no dejaba atrás esa emoción de infancia y que aún compartía ratos con el mejor amigo que pudo llegar a tener. Incluso le llegaron a escuchar llamarlo por un nombre, casi con cariño devoto mientras subía por la calle para volver a tirarse tras el. Casi doce años más tarde, Camilo se sentó en el pequeño andén de su vieja casa, con la mano de su esposa entre las suyas. Observando en silencio al mayor de sus hijos jugar por la calle con un balón un tanto viejo y un poco sucio, que un día le perteneció a un niño. Que no amaba al fútbol del televisor sino que amaba el fútbol que podía improvisar en una calle con su hermana como portera. Camilo sonrío… Porque desde el principio, lo que el había amado era ir tras la pelota. Como esa, hay otras manchas a lo largo de la habitación, una centímetros más arriba de la extraña mancha, otra en la esquina contraria y muchas otras desperdigadas en la vacía pared, como única decoración, pero no son para mí, más que simples motes cafesudos sin ninguna forma, simples adornos en la sucia pared que llevo mirando un buen rato, repasándola como si pudiese pintar en ella paisajes diferentes, tal vez uno nuevo cada hora que pase aquí sentada, a penas y encantada con el paisaje tras los barrotes sin cristal. Pero no tengo nada con qué pintar más que mi imaginación y esta última, debo decir, parece un campo en el que lleva años sin llover y mis manos, el otro recurso con el que siempre he contado para ser, permanecen vacías de cualquier cosa con la que pintar o escribir largas historias sobre esa pared. Aquí sentada, será sólo mi memoria y yo, debatiendo entre qué recordar para cuando, horas más tarde, me permitan un lápiz y pueda escribir. Así que me concentro en la mancha extraña en esa esquina, en cómo se delinea una nariz y la hendidura de unos ojos, un rostro de perfil que de pronto, se me antoja conocido y querido, casi anhelado. Mis ojos desdibujan el marco blanco roído y de pronto, una cascada de cabellos ensordados en rizos, enmarcan aquel rostro de perfil. Y lo reconozco. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD