-Priscila- El nombre salió de los labios del lobo petrificado delante del cuerpo congelado en el suelo. Sus ojos estaban fijos en ella y a pesar de que la llamó mediante el lazo no volvió a tener respuesta. Su pecho comenzó a latir de pánico. Chasqueó los dientes y se arrodilló. Sus dedos temblaron ligeramente cuando tocó con cuidado el hombre de ella. No recibió respuesta. Más bien, su cuerpo era tan frío como el hielo que estaba a su alrededor. -KEI- gritó y miró por encima del hombro como su beta se asomó pero no entró- Prepara la tina de mi baño con el agua más caliente que puedan- -Si, alfa- respondió el hombro y rápidamente desapareció. Layan volvió a enfocarse en la loba y tragó en seco. Esperaba que no fuera lo que se imaginaba. Solo la había dejado por poco tiempo encerrada.