Leandro.
Saco del horno la asadera donde metí unas empanadas congeladas que le compro a una señora que hace justamente para congelar, me gusta cocinar, asi que lo que quiera comer lo hago y si no sé cómo hacerlo busco videos y esas cosas, a esta señora le compro todas cosas para congelar como para darle una mano ya que es jubilada y porque es comida de los dioses lo que hace, y a cenar mucho no me gusta, a mi mamá le gustaba mucho salir a comer y cuando ella partió no salimos mas, no me agrada mucho porque en ese tiempo donde aun vivía con mi papá y salíamos lo único que hacia era hablarme de ella y todo lo que la extrañaba, y no es que me moleste, sino que terminaba llorando, tomado y yo llevándolo a su cama diciendo que no podía con la vida sin ella, y la verdad que no es lindo, para nada lindo ver ese dolor que cargaba y que ahora va mitigando y espero, de verdad lo espero, que encuentre una buena mujer y mejore su vida, porque no es nada lindo envejecer solo, sin nadie para hablar, para comer juntos, ver la tele, o hasta pelear por una tontera como que el tapizado de los sillones no son lindos. Pongo música un poco despacio para no molestar a los vecinos, la verdad que eso no me gusta, asi como a mi no me gusta que pongan música de forma desquiciada, y a parte que estoy estudiando y me gusta la música para estudiar pero tampoco que me distraiga mucho, me tengo que preparar para ir a las practicas en una clínica donde si me aprueban ya puedo hacer masajes sobre lesiones como esguinces, cada uno es un proceso bastante delicado, me lo tomo de esa manera.
—VOOOYYY. —voy a ver quién es sin mirar por la mirilla, no me preocupo porque es un vecino seguro, no entra nadie al edificio asi que un vecino es, cuando abro es Camila—. Hola.
—¿Molesto?.
—Mmm no, ¿quieres pasar?.
—Venia a... —se friega las manos roja como un tomate—. Venia a ver si tienes turno disponible para hacerme masajes, —tengo deseos de sonreír por lo nerviosa que esta, pero a la vez tengo que hacerme el duro por pensar que hacia otra cosa y no esto—. No sé... Emm, cuando tengas turno, no...
—Tengo tiempo ahora, pasa.
—Si. —entra viendo a todos lados, no me molesta, todos los que vienen hacen lo mismo, miran todo, pero se ve el living y el lugar donde trabajo, porque comedor no tengo, lo dejé para trabajar, solo una mesita con dos sillas en la cocina—. Uy, estas comiendo, vengo en otro momento asi terminas de comer.
—No te preocupes, ven... —al lado de la ventana tengo la camilla con todos los aceites y cremas, tengo una mampara para que se cambien cómodamente, siempre dejo todo listo para no andar acomodando todo—. Ahi atrás puedes sacarte la ropa, hay una bata, cuando te acuestes avísame asi entro.
—Si. —voy a mi habitación dando vueltas porque no sé, creo que no es la manera de comenzar algo, me friego la cabeza y la cara sin saber qué hacer porque pienso estupideces—. YA ESTOY.
—Voy... Voy, voy, voy. —me saco las zapatillas, me cambio la ropa poniéndome la ropa con la que trabajo, voy acomodándome la remera viéndola sentada en la camilla con la bata bien envuelta en su cuerpo—. Bien, eeemmm, sin el corpiño de ser posible, la ropa interior de abajo te la puedes dejar.
—Disculpa no sabia, me lo saco. —quedo en shock cuando se saca la bata, se gira dándome la espalda, se saca el corpiño, tiene unos tatuajes en la espalda que no me esperaba, son dispersos y sin unión, pero le cubren buena parte—. Me acomodo.
—Si, boca abajo, dime... ¿Alergias a alguna cosa?.
—Eeemm, que yo sepa no, nunca me hice masajes. —le doy la espalda buscando algún aceite.
—¿Sufres de la presión?.
—No.
—¿Dolores de cabeza?.
—Si, estos días eh tenido mucho dolor de cabeza, mi tia dice que es por las contractura.
—¿Es la primera vez?.
—¿Con qué?.
—Con los masajes, y me refiero en general, si algún familiar te hizo o algo así
—Ah si, mi tía me hace como sabe no más, pero profesional nunca. —dejo un aceite neutro en la mesa, esta boca abajo donde suspiro porque es preciosa y me gusta, no es fácil para mi esto, la cubro con la sabana y una manta porque por lo general les da frio, bajo las luces y pongo música suave para que vaya relajándose—. ¿Es cuerpo completo?.
—Si, no hago el tipo de masajes convencional donde vas a sufrir, cuando encuentre un punto voy a avisarte de inmediato, —friego mis manos para calentar el aceite—. No te va a tomar por sorpresa, me dices hasta donde soportas la presión, no voy más allá de tu aguante.
—Bien, la verdad que estoy un poco nerviosa donde no sé qué se hace.
—Intenta relajarte, si necesitas parar me dices.
—No no, estoy bien, solo un poco de nervios, nada mas.
—Bien, ¿algún aroma que te guste?.
—Me gusta la lavanda.
—Voy a poner una esencia. —comienzo a masajear sus pies, tiene unas contracturas tremendas, de solo tocar sus pies me doy cuenta y creo, que no va a ser una sesión tranquila para ella, subo a sus piernas y lo mismo, super contracturada y con mas tatuajes—. Dime hasta donde llego.
—¿Hasta dónde mas o menos masajeas?.
—Si me permites también te masajeo los glúteos, pero si te incómoda llego a tus muslos.
—Hazlo, no te preocupes.
—Bien. —con manos temblando llego al borde de sus glúteos donde me permite la tela de su bombacha que es bastante grande y le cubre las nalgas—. ¿Cómo te sientes?.
—Bien, no crei que ibas a encontrar tantos nudos en las piernas.
—La verdad que estas cargada, ¿haces ejercicio?.
—No salgo ni a la esquina caminando, imagina.
—Bueno, es una de las cuestiones, mas movimiento porque cuando te mueves pasa esto, los músculos no entienden que sucede y se aprietan.
—¿Puede ser la almohada también?.
—Siiii, uno no puede controlar todo y andar fijándose que esto nos lastima, pero la almohada, el colchón, la posición en la que duermes, todo afecta.
—Soy un desastre para dormir, pero en el sentido que como me acuesto asi me levanto.
—Claro, tensa en extremo estas, aca hay uno grande, dime cuando pare.
—Si. —aguanta mucho la verdad, no se queja ni nada, cuando termino con sus piernas subo a su espalda, la espalda baja la tiene a la miseria—. Uuuhhh, eso si dolió.
—Tienes los nervios inflamados, ¿tuviste alguna caída?.
—Una caída grande no, ¿es por eso?.
—Si, la mayoría de las mujeres que vienen tienen los nervios inflamados por los partos, pero puede ser un golpe fuerte como caer las escaleras, un choque movilistico, algo lo cual sufrieras un golpe fuerte o mucho peso.
—No tuve ningún choque gracias a Dios.
Queda en silencio y hasta parece que no le diera cosquillas, me gustan los pacientes asi, porque puedo trabajar cómodamente, hace unos días vino una mujer nueva que fue recomendada por otra y no la podía tocar porque decía que le dolía, hasta hice la prueba de poner la mano en su espalda y con la otra mano tocarla con un dedo y exagerada y mentirosa, pegó un grito que le dije que se vista y se retire, que asi no podía trabajar, porque es asi, no puedo ayudar a quien no quiere ser ayudado, pero Camila tiene un umbral del dolor bastante grande, soporta todo, porque en sus hombros tiene unos enormes y le doy con fuerza para achicar lo mayor posible y este mejor, y no se queja.
—Bien... —termino masajeando su cabeza que hasta ahi tiene contracturas—. Ya terminé, ¿Cómo te sientes?.
—Que me duermo.
—No te levantes aun, quédate un poco asi, para que tu cuerpo vaya adaptándose a que se relajo.
—¿Me puedo girar?.
—Si, te ayudo. —se gira con cuidado para no destaparse los pechos—. ¿Ahí? ¿Mareada? ¿Descompuesta?.
—Me siento bien, como cansada en realidad.
—Si puedes toma alguna pastilla, date un buen baño, toma algo para los dolores musculares y acuéstate bien tapada.
—Mi tia dijo que los masajes eran un tratamiento y no es una sola vez.
—No, con todo lo cargada que estabas si pudieras venir una vez por semana seria genial, hice lo mas que pude sin causarte molestias pero tienes que seguir tratando toda esa carga que tienes.
—¿Tu quedas cansado?.
—Contigo si. —apoyo la cadera en la camilla viéndola—. Estabas que mejor te tiras del puente.
—Ay noooo, ¿si quedaba viva?.
—Mmmm, te tiras de uno mas alto y de clavado, porque si caes de pie se te quiebran las piernas o la espalda y sigues viva.
—Aaaagggg, macabro.
—Son consejos útiles.
—¿Fomentar el suicidio?.
—No es fomentar, es que si lo quieren hacer que lo hagan y les resulte, muy feo quedar todo inservible cuando querías partirte. —se tienta de la risa que me contagia—. ¿O no es verdad?.
—No puedo opinar, no cuando muchas familias sufren por un suicidio.
—Lo sufrí, mi mamá se colgó en el patio de mi casa, —queda seria enseguida, como cada persona queda cuando lo saben—. Fue lo que quería y lo obtuvo, agonizó dos días por causa de mi papá que logró soltarla pero se había quebrado el cuello y no es lindo, mejor hacerlo y que se haga bien.
—Voy a tener en cuenta tus consejos.
—No los tengas en cuenta en realidad, no sé qué pasó en tu vida Camila, pero puedes mejorar eso y ver lo que es realmente la vida, mucho tiempo crei que lo que pasó y como la vi a mi mamá me iba a hacer renunciar a la vida y no querer progresar, y no fue asi, ahora si quiero mejorar y seguir adelante.
—No tienes idea de lo que me pasó.
—Me hago una idea. —se quiere parar pero pongo la mano en su brazo—. No dije nada ni estoy adivinando, ni siquiera quiero que me digas algo, pero si veo en tus ojos que tienes una tristeza profunda y me hago a la idea de algo feo, solo eso. —se acuesta de nuevo y yo me alejo—. Ven, ahora si puedes pararte pero muy despacio. —la ayudo a sentarse, baja los pies y me alejo carraspeando porque se le bajó la sabana y tiene los pechos al aire, me giro encendiendo las luz y apagando la música—. Te dejo asi te cambias.
—Gracias. —cierro la mampara asi se cambia tranquila, me lavo las manos y me tomo mi botella de agua donde quedé cansado—. Bueno, ¿Cuánto es y como quieres el p**o?.
—¿Podría ser una cena?.
—¿Mi hermano casi te rompe la mano y aun asi te atreves a invitarme a salir?.
—Pues una cita con tu hermano no voy a tener. —apoyo el culo en la mesada viéndola—. Soy machito y de los que le hacen frente a cualquiera por defender a mi mujer, hombrecito se dice.
—Aaaaggg. —me gusta verla reir, es aun mas preciosa—. Que loco que eres, crei que ibas a tener miedo después de lo que pasó.
—Ya sabes que no, ¿Aceptas una cita conmigo?.
—Si, pero quiero pagarte tu trabajo, casi hora y media estuviste trabajando, no es nada justo, pásame tu alias asi te p**o.
—Bueno, pero yo te estoy invitando a cenar, yo.
—Si, tú. —no quiero que me pague asi que le digo un precio que nada que ver, me lo manda y asiente sonriendo—. Bueno, ¿a qué hora y cuándo?.
—Hoy a la noche y a las ocho, ¿te parece bien ir a los lomos?.
—Me encanta ese lugar.
—Bueno, a las ocho y soy muy puntual,
—Yo igual.
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Holis, les paso a recordar el reto para el maratón de este sábado, y que los comentarios ayudan un monton.
Besitos!!!