Leandro.
Por la mirilla veo como la mamá de Camila con un hombre se van, no sé quién será, capas que el novio de la madre porque el padre no es, le da un abrazo y se van, abro la puerta sonriendo porque ella me mira divertida.
—Sal Leandro, —saco la cabeza riendo, alzo la mano despidiéndolos y cada uno en la puerta de su casa nos vemos—. Cuídate y cuando puedan me avisan asi nos vemos.
—Si, hablo con Camila y le avisamos. —cuando se cierran las puertas del ascensor cruzo los brazos divertido—. ¿Tu casa o la mía?.
—La tuya por precaución, espérame... —entra y cuando sale viene con una bolsa de compras y algo en la mano—. Listo, entremos.
—Hola primero.
—Te iba a saludar. —se inclina dándome un beso—. Solo que quería entrar enseguida.
—Bueno, dame la bolsa... Ay, esta pesada.
—Traigo para cocinar.
—¿Me vas a cocinar?. —cierro la puerta y le pongo llave por las dudas, primero por costumbre y segundo por su familia loca.
—Si, te voy a cocinar un salmón al limón con unos espárragos, unos tallarines con crema y champiñones, ¿Qué dices?.
—Que se me hace agua la boca.
—Bien, es temprano asi que esperamos un poco para cocinar. —saco las cosas de la bolsa de compras viendo al final una remera con ropa interior, su cepillo de dientes y un peine—. Guarda en la heladera por favor.
—Si, lleva esto a la habitación, en el ropero hay lugar.
—Bien. —se va casi corriendo a la habitación y me da risa, guardo la comida en la heladera—. Lea ven.
—Voy, voy, voy... —me lavo las manos casi gritando, voy a la habitación donde saca la cabeza viendo a ver si le hice caso—. Ahí voy.
—No te apuras. —cuando entro esta en ropa interior, tiene una bombacha a la cintura y un corpiño de tiras anchas aunque no tiene unos pechos enormes, ese estilo de corpiños por mi experiencia de atender mujeres lo usan las que tienen pechos enormes—. No puede ser...
—Es un conjunto nuevo.
—Te queda genial.
—Ven.
—Eres bien mandona eh.
—Un poco. —totalmente consiente que algo le pasó dejo que haga, porque virgen no era, y es algo que la traumó mucho, no quiero pensar en abuso sino que me obligo por un mal novio—. Alza los brazos.
—Si, siento que no necesito mucho, —me la saca la remera tirandola a cualquier lado—. ¿Tú?. —me mira sonriendo y no la toco, espero a que me diga—. ¿Me dejas tocarte?.
—¿De qué manera?.
—Con respeto. —esta nerviosa, pero necesito avanzar—. Quiero tocarte de la mejor manera, soy tu novio.
—Si, eres mi novio.
—Bueno, hacemos esto juntos, si sientes que es ir demasiado lejos lo dejamos para mas adelante.
—¿Lo podemos dejar para mas adelante?.
—Yo espero, cuando te sientas comoda para avanzar voy a estar,
—No quiero que me presiones Leandro.
—No voy a hacerlo, pero no quiero esperar años para poder tocarte, —parece mucho una nena asustada no la joven que es—. Quiero tocarte con libertad Camila, y quiero que cada día te presiones tu, cada vez llegar mas lejos de tus limites y miedos. —sonrío agarrando sus manos llevándolas a mi vientre—. Sigue por favor.
Tirado en la cama de espaldas la veo arriba mío, moviendo suavemente las caderas y mis manos en sus piernas y caderas, aunque no hago nada gozo muchísimo porque es tremendo de placentero, es la chica que desde que la vi por primera vez me hizo sentir cosas y creer que existe el famoso amor a primera vista, porque al verla fue como, mi Dios, ¿es real?, ¿esa mujer realmente existe?, y me esforzaba muchísimo en ver cuando bajaba o justo abrir la puerta para verla, tampoco es que la pispiaba día y noche, pero quería verla, era una necesidad de verla, una vez consulté como era su nombre y el encargado me dijo que mejor mire a otro lado, eso me incentivo mas.
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La veo cocinar pensando en lo que pasa en su vida, sinceramente me da miedo tocarla y que se asuste tremendamente, sé por experiencia que las personas que pasan por eventos traumáticos después no quieren que las toquen o ciertas partes del cuerpo ni siquiera le rocen, atiendo a una señora que en un comienzo fue super difícil trabajar con ella, pero mantuve la paciencia y me enseñó a consultar, que le pregunte y le vaya diciendo cada cosa que iba a hacer y donde la iba a tocar, hasta que me contó que abusaban de ella de niña, y no quería que la toque en sus muslos, porque era el recuerdo de como comenzaba el abuso, tocándola en los muslos, y Camila tiene esas señales, y me duele el corazón de ver cada vez mas señales de un abuso en ella.
—Bien, ven a probar la salsa.
—Si. —voy a su lado donde sopla una cuchara, me da sonriendo.
—Dime la verdad. —asiento saboreando la salsa, hizo un menjunje mas o menos, le puso vino, crema, hongos, verduras y no sé, después me perdí—. ¿Y?.
—Mmmm, que rico Camilaaaa, riquísimo, —me chupo los labios asintiendo con una sonrisa enorme—. Ahora confirmo aun mas que eres una bruja.
—Aaa malo, todo porque cocino rico.
—No, delicioso nena, esto es con hechizos no por el saber. —me acerco mas viendo como se esfuerza para no hacerse hacia atrás, y recibe mi beso—. Mas delicioso es tu beso. —le doy otro beso alejándome—. Me dio mucha hambre la verdad.
—Ya casi esta, se tiene que reducir un poco mas, el pescado va a estar al mismo tiempo.
—Cocinas cosas muy laboriosas.
—Me gusta comer bien y no tener que salir para comer bien.
—Invítame entonces.
—Tu cocinas, asi que también me vas a tener que invitar.
—Si, obvio, no hago cosas asi como lo que estas haciendo pero sigo bien alimentado.
—Y si que estas bien alimentado.
—Aaajj. —estiro los brazos haciendo como fiaka y después me toco el pecho y el vientre desnudo, porque estoy en bóxer—. Sabia que iba a llegar una bella mujer que me iba a sacar hasta el alma y necesitaba estar fuerte.
—Bueno, gracias por ser esa mujer.
—La ideal eres tu. —acomodo la mesa y espero a que traiga todo asi comemos—. Mmmm, como huele eso.
—No me quiero halagar, pero es un plato que se me da re bien, a mi hermana le gusta y se lo preparo.
—Tengo una duda.
—Dime... —me sirve un filete de salmón bien dorado, hay cuatro en la fuente.
—¿Costuras?.
—Si, ¿por?.
—Eh escuchado una maquina, al comienzo no sabia de qué era el ruido, pero mi papá dijo que era una maquina de coser, y luego vi a tu papá entrar telas.
—Bueno, costuro, me hago mis vestidos, el de la gala del otro día me lo hice yo.
—Pero eres tremenda costurera entonces.
—Me defiendo.
—Que humilde, ese vestido era una locura, —le sirvo vino, tenia unos vinos que toma mi papá cuando viene y puse en la heladera, no me van los vinos pero el caso lo amerita—. Si te defiendes asi no quiero entrar en una batalla contigo. —riendo se sienta con su plato lleno.
—Amo los espárragos.
—Toma los míos.
—¿No te gustan?.
—A ti te gustan mas que a mi, toma, me quedo con dos.
—Bueno, gracias. —los come con unas ganas tremendas—. Mmm, los amo, ¿Qué te gusta de comida? pero algo asi como a mi con los espárragos.
—Soy loco por las mandarinas.
—¿Si?.
—Si, amo... —corto un pedazo grande de pescado, porque tengo tanta hambre que si no me lleno la boca siento que no estoy disfrutando la comida—. Me gusta demasiado la tortilla de papa pero me controlo por el colesterol.
—Me encanta, entonces me haces.
—Mañana te hago.
—Mañana tengo una cena con mi papá y su mujer, y mi hermana.
—Consulta... —me limpio la boca asintiendo de que ya es correcto que consulte—. Tu hermana, la rubia... ¿Es hija de tu mamá?.
—No,
—¿De la novia de tu papá?.
—Tampoco... Eeeesss, difícil.
—¿Por?.
—Porque no quiero dejar mal a mi papá. —con el tenedor revuelve los fideos—. Mis papás siempre se engañaron, los dos, solo que mi papá llegó con sorpresita.
—¿Tu hermana?.
—Si, —ahi me mira y no veo rencor, para nada—. Ella fue producto de sus infidelidades, mi mamá no lo aceptó y la entiendo, imaginar que mi esposo lleva a vivir a mi casa a la hija de una amante de él es tremendo... No justifico lo de mi mamá tampoco.
—¿No la quiere?.
—No, y ninguna se esfuerza en caerse bien, las dos se hacen la guerra, y yo las entiendo a las dos, mi hermanos mayores no lo entienden, la defiende, pero yo veo una mujer humillada, criando a la hija de otra no es nada lindo.
—Entiendo.
—No sabemos quién es su mamá, mi papá nunca lo dijo, dice que no es necesario pero si lo es, ella tiene un vacío tremendo, no me imagino vivir sin saber quién me dio a luz, —sigo comiendo con mas calma—. Mi tia la crio, vivió con mis abuelos hasta que mi papá se juntó con Anna, crei que estaba donde mis abuelos pero resulta que vive con ellos, en la gala me enteré.
—¿Y tu tia de parte de tu papá?.
—Si, mi tia Lihue, —recuerdo que mi papá la nombró y dijo que era hermosa—. Seguro la vas a ver mucho por aca, es una genia, mejor tia no me podía tocar.
—¿La única?.
—No, tengo mas tías pero con ella es la relación mas intensa y cercana, ella es la mamá de Michel.
—¿Michel no era tu hermano?.
—Si, es hijo de mi tia y reconocido por mi papá.
—¿Cómo asi?.
—Mi tia tenia quince años cuando quedó embarazada.
—Nooo, una nena.
—Si, y vaya a saber Dios quién es el padre, no sé hizo cargo, esto es sabido por mi gracias a mi mamá porque en la familia no se habla de eso... —me da risa que lo dice como un secreto—. La cosa que en esos tiempos mi mamá dice que se necesitaba de un padre si o si, si no estaba dicho padre era el abuelo, y mi abuelo no quería saber nada, hasta la había echado de la casa y mi papá se hizo cargo de ella, entonces cuando tuvo, mi papá lo registró como de él, y asi es legalmente mi hermano, pero familiarmente mi primo, aunque es mi hermano.
—Fua, que historia.
—Hay mucho por contar, tranquilo. —me rio con ganas porque mueve la mano.
—¿Y tu mamá no se opuso?.
—La verdad que no sé, porque mi papá tomó el rol de padre, en la escuela, en su crianza, en todo, y nunca que yo halla estado presente mi mamá se lo reclamó, asi que si lo hizo fue cuando era un niño y mi papá se la hizo corta o no le molestaba, —se sirve mas fideos, que hasta panceta le puso, están tremendos de ricos—. ¿Te sirvo mas?.
—Si por favor, esta muy rico.
—Toma fuerzas.
—Uuuhh, lléname el plato entonces.
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