CAPÍTULO DIECINUEVE Sofía estaba en los muelles de Ishjemme, mirando fijamente con la esperanza de que los barcos que llegaban trajera buenas noticias. Observaba cómo los barcos y las barcas más pequeñas iban y venían, esperando que cada vez que uno se detenía en los muelles trajera con él el único mensaje que quería oír: Sebastián venía a por ella. Había empezado mirando desde las murallas del castillo hacia fuera, pero eso no había sido suficiente para ella. ¿Y si Sebastián venía y no le dejaban entrar, o incluso lo atacaban como a uno de los enemigos de Ishjemme? Sofía no podía soportar que eso sucediera, así que ahora, cada día, venía y se quedaba en los muelles, esperando y esperanzada. Brevemente, vio a un hombre joven cuyos hombros anchos le recordaron a Sebastián y se adelantó