CAPÍTULO QUINCE —¡No, las sedas color crema no, las blancas, estúpida! —Angelica le quitó la tela de las manos a una sirvienta y la tiró a un lado—. Ve a buscar algo mejor. Venga, corre. Angelica debía admitir que estaba disfrutando de la oportunidad de preparar su boda. Normalmente, encontraba un poco aburrido el trabajo de planificar un baile o una fiesta, pero esas eran cosas para otras personas. Con esto, sería ella el centro de la atención. Bueno, ella y Sebastián, pero el novio apenas tenía importancia en una boda. —Mejor —dijo Angelica cuando la chica volvió con lo que ella quería. Le dio una palmadita en el hombro—. ¿Ves? Puedes hacerlo bien cuando quieres. Hoy estaba de buenas y le sorprendía un poco ver que Sebastián era en parte la razón para ello. No quería que él oyera qu