Capítulo 3

1473 Words
Olivia llegó a su trabajo, fue directo al vestidor. Una vez con su uniforme puesto cerró el locker. —Buenos días Olivia—la saludó Karla, ella trabajaba en el área de bodega. —Buenos días—respondió—. ¿Cómo estas? —Cansada, pero siempre con los ánimos puesto—dijo con su mejor sonrisa, a pesar que tenia muchas deudas y dos hijos que mantener, ella tenia esperanza que pronto su suerte cambiaría—. Te veré después—se despidió de Olivia marchándose a los pocos segundos. Olivia se dispuso a ir a la caja a comenzar a trabajar. Hoy tenia doble turno, pero aprovecharía su hora del almuerzo para asistir a su cita medica. *** A lo largo de la cita, rara vez habló y permitió que el doctor hablara todo el tiempo. Verificó su receta de control de la natalidad y pareció satisfecho con lo que estaba tomando, y también le informó que el señor Black, la había reservado para citas regulares. Si tenía alguna inquietud, iría a verlo. Al salir del consultorio estaba un poco aturdida. A los pocos días de su primera reunión con Demian Black, le habían enviado su cita y había ido a su banco a buscar un depósito que también había venido de él. Ni siquiera quería saber cómo había obtenido sus datos personales, pero hasta ahora, todo parecía estar funcionando bien. Ahora solo tenía que esperar para ver los resultados de su chequeo. Trató de no pensar en el trato en el que se estaba metiendo mientras trabajaba en su segundo turno. Demian era ... diferente. Había sido franco, lo que a ella le pareció refrescante. Ella no sabía qué pensar de él y eso la abrumaba. Sin embargo, había estado con otro chico en la noche de graduación, pero eso había sido todo, y no exactamente emocionante. La mayor parte de eso había estado sufriendo y no había disfrutado de la experiencia. Un par de chicos la habían invitado a salir, pero ella no estaba interesada. Su educación significaba más para ella, y si no hubiera estado luchando por dinero en efectivo, tampoco estaría haciendo esto con Demian. Revisó su teléfono y vio un mensaje: Esta es la dirección de mi departamento. Ven. Demian le había enviado el mensaje hacía media hora. No tenía exactamente mucho tiempo, pero se maldijo a sí misma por no revisar su teléfono. Detuvo un taxi y le pidió al conductor que la llevara a la dirección lo más rápido posible. Ella le envió un mensaje de texto diciéndole que estaba en camino, y esperaba que tratando de no pensar en todo lo demás, él no se levantara y se fuera. En treinta minutos, estaba estacionada frente a un gran edificio de vidrios azules y vio a Demian esperándola afuera. Dio un paso hacia ella, pagándole al taxista antes de que abriera la puerta. Ninguno de los dos dijo una palabra mientras la escoltaba al interior del edificio, asintiendo con la cabeza al hombre de la puerta principal. Una vez que estuvieron en el ascensor, él no habló, y ella no pudo evitar echarle un vistazo. Tenía el pelo corto y n***o con canas a los lados, lo que solo aumentaba su atracción. Esa madurez mantuvo a las mujeres mirándolo, preguntándose si sería capaz de enseñarles una cosa o dos. A ella también le gustaron sus ojos azules. Mirarlo la ponía nerviosa, especialmente porque ambos sabían lo que se avecinaba. —¿Cómo estuvo tu día?—preguntó él. Su voz era profunda y la humedecía, lo que nuevamente la sorprendió. La atracción nunca había sido algo que hubiera sentido. Perder su virginidad en la noche de graduación le había parecido lo correcto. Se había arrepentido poco después. Las puertas del ascensor se abrieron con un ruido sordo, y luego Demian avanzó por un largo pasillo hacia una habitación lejana. Ella lo vio colocar la llave en la cerradura, girar, y estaban dentro de un departamento. Demian encendió la luz y cerró la puerta detrás de él. Al entrar en la habitación, se aferró a la correa de su bolso. Se volteo al verlo se mordió el labio. —Lamento haber tardado tanto en llegar aquí estaba trabajando—se disculpó. —¿ Dónde trabajas?—le preguntó él. —El Supermercado Ahorro—respondió—. No tenía mi celular encima y revisé mis mensajes después. No te estaba ignorando. Fui al doctor que me pediste y me dijo que lo voy a ver a partir de ahora. —Sí, quiero tener todos los informes para saber que estás bien—dijo él de repente. Agarró un archivo de una pequeña mesa en el pasillo. —¿Ese es el informe médico?—interrogó ella. —Sí. Pagué extra para tenerlos lo más rápido posible—sacó otra copia y se lo entregó—.Estos son para ti—agregó. Ella tomó el informe ofrecido y lo abrió, viendo su nombre, edad, peso, altura y salud. El doctor lo había descrito en la cima de la salud con todos los análisis de sangre volviendo a la normalidad—.Estás tomando anticonceptivos y eso es bueno— cerró el archivo y sonrió—.He leído todo esto y estoy listo para empezar. —Es posible que no pueda acudir siempre a ti cuando me lo pidas— dijo Olivia—.Estudio y trabajo. No quiero ponerlos en riesgo —le aclaró. No quería renunciar a su trabajo en caso de que esto se estropeara alguna vez. Toda su vida lo planeó con anticipación y le gustaba tener constantemente un plan de respaldo. Demian levantó la mano—. Tendré una copia de tu horario. Las clases que tomas y cuándo trabajas. Encontraremos un arreglo que se adapte a nosotros. No te voy a llevar a comer ni a cenar. Tampoco te enviaré flores. Esto no es romance. —Es solo sexo—interrumpió ella. Olivia se quedó quieta mientras él avanzaba hacia ella. Extendió la mano y tomó su rostro, inclinando su cabeza hacia atrás. —No esperes que sea egoísta. No lo haré. Se trata tanto de ti como de mí. ¿Ha eliminado tu perfil del sitio? —interrogó. —Sí—afirmó. —Bien—dijo. Ella no tuvo la oportunidad de decir nada más cuando él golpeó sus labios con los de ella, y todo pensamiento se le escapó cuando el placer de su beso se apoderó de ella. La agarró por los hombros, cerró los ojos. Una de sus manos se movió desde su mejilla para hundirse en su cabello, agarró la parte de atrás de su cabeza. La movió hacia atrás para que estuviera presionada contra la pared. Con la otra mano, tomó la de ella y la apretó contra la pared, manteniéndola allí. Su polla se acurrucó contra su estómago y, por primera vez en su vida, Olivia se sintió un poco más pequeña que todos los demás—.Maldita sea, te sientes tan bien—dijo—.Nadie puede saber acerca de nuestro arreglo —agregó. —No se lo diré a nadie—respondió ella mirándolo sus ojos azules. —¿Alguna vez te ha follado a un hombre que acabas de conocer?—preguntó. Ella sacudió su cabeza. La soltó y ella lo observó mientras se quitaba la camisa. Al ver que estaba aquí por sexo, también comenzó a quitarse la camisa. Las cortinas estaban abiertas de par en par y la luz llenaba la habitación. La última vez que tuvo relaciones sexuales, había un manto de oscuridad para ocultarlo todo. Ignoró sus nervios y se quitó los jeans—.Suéltate el cabello—dijo. Extendió la mano hacia atrás y se quitó la banda que se había puesto holgadamente para mantener su cabello domesticado. Este caía a su alrededor. El sujetador n***o y las bragas no ocultaban nada exactamente . Ella estaba en exhibición para que él viera cada parte de ella. Juntó las manos y esperó. Se paró ante ella desnudo. El traje estaba cuidadosamente doblado sobre la silla. Su mirada fue a sus calzoncillos bóxer oscuro. El contorno de su polla la sorprendió. No solo era duro sino también largo y grueso—.Puedes mirar porque créeme, te estoy mirando—mencionó. Él la sostuvo por las caderas y la atrajo hacia sí—.Necesitas relajarte. No tenemos prisa—añadió. —Por eso estamos aquí esta noche, ¿verdad? Tener sexo —dijo ella. —Sí, pero no soy un violador, y el buen sexo es para disfrutarlo, saborearlo—le respondió. Acarició la base de su espalda, y ella realmente deseaba no estar tan malditamente tensa. Demian era atractivo. Sus nervios la estaban dominando. Tenía que enrollarlos, de lo contrario le iba a costar, y realmente no quería eso.
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