CAPÍTULO VII-1

2006 Words

Por un momento reinó un expectante silencio. Entonces, mientras Lady Fernhurst empezaba a protestar, diciendo: —¡Es ilegal! Sir Richard se puso de pie de un salto. —¡No es usted sino un vulgar cazafortunas!— gritó—, ¿cómo se atreve a aprovecharse de una jovencita que viajaba sola sin nadie para protegerla? ¡Deberían fusilarlo! Parecía escupir las palabras al Conde, quien sólo lo miró al parecer inmutable ante su violencia. —¿Cazador de fortunas? ¿De qué fortuna?— preguntó. Sir Richard recordó demasiado tarde que se suponía que Thelma ignoraba el contenido del testamento de su tía abuela. Miró inquieto a Lady Fernhurst. Para encubrir su error, la mujer repitió casi histérica: —¡Es ilegal! ¡Por supuesto que es ilegal! ¡Lo acusaré ante las autoridades por abusar de una menor y casars

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD