Finalmente tomo coraje y se fue.
Ella iba cargada de frustraciones
y heridas, de impotencia y temor,
pero una pizca de esperanza
en su zapato.
-Leunam.
Después de varios días cargando con una resaca tortuosa, el apartamento resplandecía de manera peculiar, lleno de vida y paz. Parecía que todas las lágrimas derramadas habían servido para purificar la energía del lugar. Poco a poco, con los cambios que iba realizando, decir que este es mi hogar era correcto. Iba impregnando cada rincón, estaba lista para renovarme también.
Después de aquella fatídica noche de esperanzas perdidas una pequeña luz se alzaba para guiarme por nuevos destinos. De cierta forma, agradecí el espacio que tuve para asimilarlo, todos con miles de cosas en sus vidas obtuve el distanciamiento sin que al pedirlo entregará miles de excusas.
Con un mes en soledad, Nicholas sin rondar por el loft, me mantenía alerta por las noches y desconfiada por los días.
Hoy deseaba calma. Victoria estaba en camino con todas sus cosas, listas para compartir vivienda. Me emocionaba, habíamos planeado vivir juntas desde pequeñas y ahora por fin lo veríamos realizado.
- ¡Toc, toc! -Anunció su entrada.
Corrí hacia ella abrazándola. Se sorprendió, ninguna de las dos éramos de ese tipo de impulsos. Pero se sentía tan bien.
- ¡Hey!¡Yo quiero también! – dijo uniéndose a nosotras Sarah.
Permanecimos abrazadas por un par de minutos más, hasta que Victoria se sintió incómoda.
- Bien, lindo el abrazo y todo, pero nos faltan algunas cajas por subir y mi cama. – agregó tomando la caja.
- Perfecto, vamos por esas cosas.
Subimos y bajamos otras tres veces más antes de vaciar por completo el camión de mudanza regando cajas y muebles por la sala. Viviríamos juntas como debió de ser desde la universidad, al final siempre se llega al lugar donde perteneces. Eso solía decirme mi abuela, veo cuánta razón tenía.
- ¿Has visto a Elijah? Tengo muchísima curiosidad ¿Te ha dicho algo? – rogaba Sarah por un poco de chisme.
- Es verdad, ¿Cuánto ha pasado? ¿un mes? – añadió victoria.
- Me envió un mensaje diciendo que fue asignado a una misión importante, que él me buscaría cuando tuviera la información o algo relevante. Pero nos hemos estado mensajeando. Hablando por las noches. – respondí tratando de no mostrar ninguna emoción.
Las dos se quedaron serias observándome, buscaban alguna señal entre líneas. Siempre era así con nosotras, de una u otra manera averiguamos cuando algo no era tan simple como lo hacíamos ver. Lo cierto es que me acostumbre a tenerlo cerca. Y lo estaba extrañando. Era tan fácil estar cerca de él.
El timbre me salvó ante la inminente avalancha de preguntas, lo agradecía.
- ¡Quiero que me des los malditos sobres de una puta vez! – bramaba con tal irá abriendo paso a dentro del loft.
- ¡Qué diablos Anthony! – espeté ante su intrusión.
Se quedó helado al ver que no me encontraba sola como la última vez que su amigo irrumpió.
- ¡Hola Victoria! – tartamudeo al verla.
- ¡LÁRGATE! - ordené permaneciendo con la puerta abierta.
- Dame esos malditos sobres. Macarena, entrégamelos. No sabes en lo que te estas metiendo y los problemas que causas. – insistía con un tono más sumiso.
- ¿Los problemas que causó? – ironice. – Espero que te vaya quedando claro que yo no me metí en esto, fueron tú y Nicholas – sentencie. -¿Qué te hace creer que si no se los entregue a él los daré a ti? – dije con firmeza.
- No seas estúpida Maca, dámelos. Podrás gozar de la vida que dejó Nick sin problemas. – fanfarroneaba señalando el loft.
- ¡LÁR-GA-TE! – Grité sin poder contenerme.
- Sabía que serias el problema más estúpido, podía conseguir a cualquier otra ingenua latina, pero no. Él se encaprichó contigo y eso nos está llevando al carajo. Nos veremos pronto. -sentenció abandonando el loft.
Quedamos en silencio. Mi cuerpo temblaba. Poseía tanta adrenalina bombeando por mi sangre, me era difícil recapitular lo que acababa de suceder.
- Tranquila. – se acercó Sarah entregándome un vaso con agua.
- Entrega los sobres. – expuso Victoria como un susurro.
Voltee a verla sorprendida ante sus palabras, me era confuso tratar de entender sus razones. Ella apartaba la mirada de mí, todo me cayó en frío. Anthony la saludo, ellos tienen comunicación ¿una relación? La adrenalina volvía con pequeños espasmos. Todo me parecía surrealista.
Sarah se plantó en medio de las dos como si pudiera formar una barrera entre nosotras evitando que las balas nos hirieran.
- Estás saliendo con él. – susurre tratando de asimilarlo.
La mirada penetrante de Victoria me confirmaba lo que me negaba a creer. Ellos estaban en una relación y lo ocultaron.
- Y Nicholas está vivo. – confesé.
Victoria y Sarah mostraron confusión y asombro.
- Él vino a buscar esos mismos sobres, no se los entregue y tú quieres que se los dé a Anthony ¿Por qué Victoria? – cuestione tratando de mantener la calma.
- ¿Nicholas estuvo aquí? ¿Por qué no nos hablaste? – balbuceaba Sarah. -¿Cuándo fue? ¿Elijah sabe?
Ignore las preguntas de Sarah, lo único que invadía mi mente era el trato que tuvo Anthony con Victoria.
- ¿Estás saliendo con él? -suplicaba por una respuesta negativa.
- Llevamos un tiempo viéndonos, no es nada serio. – titubeaba.
Estaba asombrada, no sabía cómo reaccionar ante eso. Mi mejor amiga salía con el amigo del hombre que me arruinaba una y otra vez. Que debía responder ante eso. Tenía que salir y tomar algo de aire, espacio.
- ¡Genial! -gruño Victoria. – Haz lo único que sabes hacer, huye y deja un caos a tu paso. Sólo dime una cosa Macarena ¿por cuánto tiempo será esta vez? – enfurecida gritaba.
No quería discutir. Estaba siendo complicado mantenerme callada.
- Pues sí tal vez huyo, me voy o me alejo de las situaciones tóxicas es verdad. Pero no voy por la vida relacionándome con sujetos que se usan una y otra vez hasta que simplemente se aburren dejándome en pedazos. Siendo una mujer patética. -replique sintiendo asco en cada palabra.
- ¡Wow! Se me olvidaba que hablaba la mismísima Macarena, mujer tan perfecta, la única con el poder de juzgar, opinar y decidir la vida de los demás. Es que eres tan perfecta que estuviste cinco años guardando luto por un chico tan perfecto como tú que al final no estaba tan muerto y mira que casualidad sólo te uso. -ironizaba con rabia.
- ¡VICTORIA! – reprendió Sarah.
- Tienes tanta razón Victoria, estuve cinco largos años llorando por un completo desconocido. Como idiota buscaba que fuera mentira. Pero dime ¿Cuántos años llevas llorando por diferentes idiotas? – critique liberando veneno en cada palabra.
- ¡MACA! – grito Sarah tratando de detenernos. Aunque nunca funcionaba.
- Por lo menos puedo decir que ninguno de ellos fingió estar muerto para dejarme. – se tapó la boca, pero fue tarde. Ella lo había dicho.
- Vete a la mierda. – dije dejándolas en el loft.
Cada palabra era tan cierta, pero de una manera violenta, viciada y llena de odio que perdía veracidad. Sin embargo, marcaban un antes de un después.