CHAPTER 1:

3735 Words
Andrea. Cambio mi peso a mi otro pie, sintiéndome más que asfixiada de lo normal con esta situación de los mío demonios, cagandome en todo lo que existe. Acomodo mis manos en mi cabeza, peinando mi cabello con premura, intensificando mis nervios. Mi cuerpo tiembla con el enojo y la rabia carcome mi ser desde el interior, llevándome a tratar de respirar para tranquilizar mis fuertes emociones. Fijo mis ojos en la vista de la joven que mantiene la tableta en sus piernas realizando dios sabe qué, para luego fijar sus ojos verdes ocultos debajo de aquellas gafas que le daban una imagen de intelectual. —¿Cómo carajos sucedió esto? —cuestiono con mis manos agarrando mis greñas, mis tacones resonando por encima de la alfombra de leopardo que se encuentra en mi oficina, mientras mi secretaria me observa con cierto temor. —No estamos muy seguros, hasta ahora sólo conocemos que las ganancias han decaído debido a la poca promoción que le hemos dado al producto —niega manteniendo su mirada en la tablet que descansa en sus piernas. —Algo se debe hacer —me detengo justo delante de la enorme ventana de cristal que da una maravillosa vista hacia las abarrotadas calles de Madrid—, debo respirar o juro por Dios que terminaré teniendo un ataque cardíaco. Comienzo a realizar el ejercicio de relajación, calmando el sube y baja de mi pecho, mis pulmones intentan sentir más tranquilidad a la vez que abro los ojos después de tenerlos cerrados por unos pequeños segundos. —¿Está mejor señorita? —pregunta con voz temblorosa la pelirroja de ojos verdes esmeralda. —¡No; no lo estoy! ¡alzo la voz pero vuelvo a realizar el proceso para calmar mis emociones. Observo todo mi entorno temerosa, sintiendo como me estremezco por la rabia que carcome mis venas, odio que mis planes se estropeen por mal funcionamiento de mis empleados. —¿Qué le parece si hablamos con los accionistas para ofrecerles un nuevo producto que tal vez llegue a enmendar nuestro error? —pregunta levantándose de la silla que está en frente de mi escritorio, ganándose mi atención. —Continua –planto mi trasero en la silla giratoria arreglando mi traje Prada. —Debemos tener en cuenta que poseemos una nueva línea de tacones muy sensuales que podríamos sacar al mercado antes de los mini vestidos ceñidos —asiento con mis antebrazos encima de la mesa y mis manos entrelazadas, manteniendo mis ojos en la pelirroja—, recuerde que tenemos una enorme variedad de no solo tacones; también zapatillas únicas con diversos diseños que nadie ha sido capaz de usar; se a la perfección que podríamos ganar el 60% de las ventas y los accionistas no se negarán a obtener una buena suma de dinero. Sus palabras me convencen con rapidez y asiento dándole el visto bueno. —Perfecto; no se que haría sin ti –tomo su mano que todavía está un poco temblorosa cuando respira con mas tranquilidad. —Pues mucho señorita, usted está en este puesto por sus propios méritos; mi trabajo es darle una buena oportunidad, o brindarle una solución –pasa la mano por sus gafas, acomodandola en su tabique. –Entonces —me levanto al sentir la vibración de mi celular, tomando mi bolso Victoria Secrets de cuero, para coger el dispositivo tecnológico—; prepara la sala de reuniones y llama a los accionistas para plantearles está solución. Veo la pantalla iluminada alzando mis labios en una sonrisa. —Ya puedes retirarte —ordeno con expresión neutral mientras me acerco al balcón que está en mi oficina. El sol calienta mi cuerpo al detenerme en aquel balcón, sintiendo también, el aire mover mi cabello. Preciono el botón verde para contestar la llamada mientras lo ubico en mi oreja recibiendo la chillona voz de mi hermana. —¡Hi beatch! —chilla con una emoción muy notable en su voz. —¡j***r tía pero cómo extrañaba tus malditos gritos de lunática! —solté con una sonrisa en mis labios manteniendo mis ojos en todo mi entorno. —Lo sé; lo sé; no puedes vivir sin tú hermana favorita. Además; soy la más hermosa —alardea y ya me la imagino mirando sus uñas de manera despreocupada. Alondra es mi hermana pequeña, ambas somos españolas solo que ahora mismo ella se mantiene viviendo con nuestros padres en Cataluña teniendo como siempre todos sus gustos y privilegios, ama a nuestra madre mucho más que yo, y por eso son tan unidas; sin embargo, yo soy la hermana mayor e independiente que desprecia ser mantenida por otra persona. Desde joven siempre desee tener mi propia línea de moda, y aunque tuve algunos inconvenientes; logré mis metas, porque con perseverancia todo se consigue. —Bueno; ¿A qué se debe tú llamada? —descanso uno de mis antebrazos en la barandilla del mirador, mirando las plagadas avenidas de Madrid. —Decirte que me caso dentro de poco serás tía —mis latidos se detienen, mis ojos se empañan en lágrimas y siento de nuevo mi corazón latir desbocado. —Siento que hoy es el día donde todos quieren que tenga un ataque cardíaco —me giro pegando mi espalda a la rambla. —No es eso hermanita; es que como nunca llamas para saber de nosotros pues, nos toca darte la noticia bastante tarde —una sonrisa se alza en mis labios cuando siento una lágrima deslizarse por mi mejilla. —Cuéntame de él —musité entrando en el interior de mi oficina para tomar una botella de Coca-Cola. —Es tan perfecto —blanqueo mis ojos al escuchar sus suspiros; imaginándomela con ese brillo hermoso en sus pupilas—, es un hermoso rubio de ojos verdes, cuerpo de súper modelo, romántico, cariñoso, con una polla formidable, adicto al sexo; de familia millonaria procedente de Rusia, pero sobretodo, lo conocí cuando fui a nuestra antigua universidad a dar un discurso sobre psicología. Además de que puede que tengas algunos pretendientes ya que tienes dos mejores amigos, incluso un hermano que para tú suerte se encuentra de visita en Madrid. Vuelvo a blanquear mis ojos dándole un sorbo a mí bebida sintiendo el gas bajar por mi garganta refrescando esta en demasía. —Sabes que no estoy para relaciones serias; prefiero seguir estando soltera y disfrutando de la vida —agarro uno de los mechones de mi coleta, enrollando este en mis dedo anular. —Eres tan aburrida pichurra —mordí la comisura de mi labio inferior encontrándome con la mirada de mi secretaria. —Debo dejarte —anuncie con cierto pesar en mi voz. —Vez; ya comienzas a evadir el tema, pues que sepas que el sábado que viene iré a hacerte la visita para que me ayudes a aprovechar mis últimos días de paz antes de casarme —sonreí con las ocurrencias de mi hermanita. —Te esperaré con ansías; ahora el deber me llama. —Te amo. —Yo más —respondí para luego colgar la llamada. —Señorita Andrea los accionistas ya llegaron —apago mi computadora, guardo mi celular en mi bolso, para luego levantarme de la silla y arreglarme mi traje de Prada. —Es mejor que no los hagamos esperar —cerré la puerta con pestillo saliendo al lado de la chica de cabellos de fuego. Cambio mi expresión a ecuánime, impidiendo que logren notar algún sentimiento de inseguridad, temor o incluso de molestia en mi rostro. Acomodo mi vestimenta eliminando las arrugas que me quitan originalidad, peino mejor mi cabello, y advierto mí perfecto e impecable maquillaje delante de las puertas de cristal sólido del despacho de reuniones empresarial. La belleza es algo que corre por las venas de todas las Estrada; aunque no todas tienen mi problema, la magneficiencia siempre lleva algo oscuro oculto más allá; y mi rostro angelical no es la excepción. —Estamos aquí para darles una nueva oferta que estoy segura no van a rechazar —tomo asiento en la silla principal con la pelirroja a mí lado sosteniendo su tablet. —¿Cuál es esa oferta según usted? —cuestiona Rodrigo; un pelinegro un poco regordete dueño de una de las boutiques que ofrecen mis productos. —Angie —llamo a la chica de cabellos rojos—, explica lo mismo que me dijiste en mi oficina. Ella ejecuta una afirmación moviendo su anatomía en dirección a la enorme pizarra electrónica que está posicionada en el principio de aquella sala. —Tenemos una nueva línea de tacones, zapatillas; incluso tenis que poseen una gran diversidad de diferencias con las marcas ya reconocidas como Louis Vuitton, Prada, Versace, entre otras —toca la pantalla desplegando varias imágenes de mi nueva creación—, como pueden apreciar los diseños son totalmente diferentes a los normales; para su creación hemos usado materiales como el cristal, aluminio, incluso algunas pequeñas cantidades de oro y diamante. Cada tacón tiene una medida exacta de centímetros, y unos diseños. —Yo proseguiré —murmuro a través del auricular para que se detenga. Me levanto bajo las penetrantes miradas de las dos mujeres, y los tres hombres que están sentados en la enorme mesa de madera. —Como ya saben cada proyecto que pueden apreciar es realizado por su servidora; ninguno de los diseñadores mas conocidos puede igualar mi creatividad y es algo que caracteriza a mis empresas; siempre le hemos ofrecido bocetos únicos que nadie, pero nadie de este mundo ha pensando ofrecerles •paso una de las fotos, mostrando mi más reciente creación; todos abren sus ojos como platos, dejándome apreciar el brillo en los ojos de las dos rubias que están sentadas del lado derecho de la mesa—. Asi es; esto que les estoy exhibiendo es una de mis últimas creaciones... Una nueva marca de tacones exclusivos que llegarán a valer una cantidad aproximada de cuatrocientos billones de dólares. Sus gestos son todo un poema, incitando a que mis labios se acrecenten en una sonrisa de suficiencia que amo mostrar cuando logro mis cometidos. —Siga abundando el tema señorita Estrada —comenta Lorenzo con sus manos entrelazadas. —Veo que ya tengo toda su atención —oprimo la foto, ofreciéndoles una mejor imagen de mi propuesta—; como pueden percatarse, posee pequeñas incrustaciones en todo el tacón de rubíes, en la punta un maravilloso diamante de treinta y cuatro quilates; estará siendo fabricado con distintos detalles, entre ellos estampado de leopardo, tigre, cebra, serpiente, incluso de dálmatas; pero también encontrarán estilos tornasolados, de cristal resistentes, o de varios colores, incluso ya teníamos pensando incluir el cuero ya que según un estudio muy reciente la mayoría de las personas aman las cosas de cuero. —¿Será hecho con las pieles de los animales que ha mencionado? —interroga Ramona una de las rubias que posee los ojos azules mirándome fijamente. —Eso tenemos planeado, pronto los animales serán traídos de su habitad natural por profesionales que yo misma contraté para comenzar la nueva producción; ya tenemos uno de los diseños creados -cambio la foto a una de las gráficas que enseña las ganancias que nos dio el último producto—.Como tienen la oportunidad de apreciar, el año pasado ganamos una suma de trescientos cincuenta millones de dólares en la venta de la nueva fragancia masculina, las mini faldas con aberturas, los tangas personalizadas y las botas de cuero con tacón de quince centímetros. Este año tenemos estimado ganar el quintuplo del año pasado. —Pero debe haber algún pero —informa Lorenzo, ganándose mi atención—, por ejemplo; el año pasado hubieron algunas quejas con respecto a la nueva fragancia debido a la forma del frasco de perfume porque llevaba menos litros de lo estipulado. Aprieto mis puños a mis costados; odio que busquen falla a mis creaciones; sin embargo, mantengo mi rostro igual de sereno que siempre. —Pero no puede negar que vendimos más al ser el frasco más pequeño, no importa nada sino ofrecemos calidad; eso es algo que tengo muy en claro, la calidad es más importante que cualquier otra cosa —el asiente a la vez que mi corazón se calma respirando con más tranquilidad. —En eso tiene razón Señorita Pedroso. —Yo siempre tengo la razón —paso la mano por mí cabello volviendo a centrarme en mi puesto. Todos se observan entre ellos, mientras mi mirada se fija en mis uñas. —Traeme un vaso de agua Angie querida —simulo una sonrisa que ella rápido entiende saliendo en dirección a buscar lo que le pedí. —Ya tomamos una decisión —anuncia Rodrigo con sus ojos fijos en mi maravillosa cuerpo. —Diga cual es —extiendo mi mano recibiendo el vaso de agua y dándole un sorbo. El agua baja por mi garganta cuando trago refrescando y relajando mis tensos músculos esperando las palabras de aquellas personas que son un medio para un fin. —Aceptamos la nueva oferta –mis hombros se ablandan, muevo mi cuello a la vez que todos firman para luego entregarle los documentos a mí secretaria y levantarse de sus sillas. —Nos pondremos en función de esa nueva línea; espero que no vaya a ver ningún altercado —agarro la mano de Lorenzo; luego la de Rodrigo, luego la de Ramona y de la última que es quien se a mantenido más callada en aquella reunión; Claudia. —Esperamos que sea tan inefable como las anteriores —encarece Lorenzo con sus ojos admirando de manera descarada mi curvilíneo cuerpo. —Así será señor Alvarate; espero y su esposa e hijos estén bien —lo obligo a enfocarse endureciendo el agarre en nuestras manos unidas. —Em; así es —balbucea nervioso. —Espero que así sea —agarro más duro su mano para luego soltarlo y limpiar mi mano en la pequeña toallita que me ofrece Angie. —¿De nuevo actuando como un esposo infiel? —susurra Angie en mi oído cuando los dos hombres se alejan. —Sabes que siempre es así; los hombres son simples objetos que se pueden usar la mayor parte del tiempo porque siempre piensan con su pene —doy otro trago al vaso de agua fría y limpio un poco las gotitas de sudor que se deslizaron por mi cara. —Espero con ansias el nuevo "producto" —la insoportable de Claudia hace unas leves comillas en la palabra producto con una sonrisa en mis labios. «Cálmate Andre, no puedes degollar a aquella rubia llena de cirugías justo delante de todas estas personas»pienso respirando de manera acelerada. —Como siempre superará al tuyo —me hago la que pienso-, ah no espera; es que nunca has creado un producto propio... Que lástima —finjo pesar, pero es casi imposible pretender algo que no siento. —Ríete tanto como quieras; el que ríe al último ríe mejor —levanta su dedo para continuar pero la detengo. —Por esa razón escucharás mi risa hasta cuándo te estés follando a mi ex maldita perra —me doy media vuelta con la intención de marcharme, pero me giro levantando mi dedo anular—, se me olvidaba. Necesito que le digas a Ryan una cosa. —¿Qué tiene que decirle a mi esposo una zorra como tú? —escupe con asco causando millones de estruendosas carcajadas salgan de mí. —Que deje de llamarme, y de aparecerse en mi casa diciéndome que me extraña cuando quizo estar con una ramera como tú, pero así son todos —termino de hablar con mi ego por los cielos y mis ganas de un buen trago carcomiendo mi interior. Entro a mi oficina tomando mi bolso para marcharme a paso veloz en dirección a el elevador. Contemplo la hora en mi celular con paciencia. Presiono el botón del ascensor que abre las puertas de este. Ensarto mi cuerpo en el interior de este mirando la hermosa vista que me ofrece. Cada uno de los elevadores de este enorme edificio llamado Estrada Industries of Fashion son con cristales blindados resistentes a cualquier problema que pueda presentar un riesgo para la vida de quién lo aborda; puedes apreciar la vista de todo Madrid a través de este sin problemas; aunque, un consejo sano, nunca miras para abajo si tienes miedo a las alturas porque hasta el suelo donde te paras esperando a que llegue al piso que deseas, es de cristal. La edificación contiene una cantidad exacta de cuarenta pisos con diferentes apartamentos; algunos subsuelos donde solo yo y mi secretaria tenemos el permiso a entrar ya que es donde está mi estudio. Los departamentos se dividen por plantas. Está el de administración financiera o finanzas corporativas que es el encargado de los gatos, ganacias, incluso las perdidas de los productos que nos son creados por mí; debido a que los míos nunca dejan perdida. También está el de marketing o mercadotecnia, que como lo dice es que el que se defiere a hacer campañas, comerciales donde aparecen nuestros productos, incluimos también que es un proceso social y, obviamente administrativo por el cual nuestros clientes e incluso nosotros satisfacemos nuestras necesidades al crear o intercambiar bienes y servicios. Otro de ellos es el de planificación, organización e integración que es el que crea, organiza e constituye las ideas que yo misma creo o que obtenemos de algunos/as que desean ser financiados para dar a conocer sus creaciones. Producción u operaciones; está área se encarga de la planificación, organización, dirección, control y mejora de los sistemas que producen los bienes y servicios. Recursos humanos, es el sistema o desarrollo de gestión que se ocupa de seleccionar, contratar, formar, emplear y retener al personal de la empresa. Los colores que predominan en esta edificio son el blanco, n***o y rojo. Puedes apreciar el suelo alfombrado, los escritorios organizados, y unos cuatrocientos empleados que cada día reciben un treinta por ciento de descuento en nuestros productos; exceptuando los que son para celebridades o personas de gran estatus. Paso la mano por mí cabello, deslizando la liga fuera de mi moño, dejando que mía hebras negras sean libres. La noche ya está aquí, y me doy cuenta de que como todos los días las reuniones se alargaron pero cumplí mi cometido. Termino de desabotonar la chaqueta negra de mi traje Prada para después acomodar mejor mis tacones favoritos. Las puertas del ascensor se abren permitiendo que mis ojos vean la recepción de mi centro laboral. Salgo oyendo el repicar de mis tacones en el único suelo que es de lozas, ganandome mirada morbosas, lujuriosas, de envidia e incluso de admiración. Paso mi identificación por la ranura escuchando el click que me avisa de que ya está listo. Muevo mis caderas con coquetería sin importar quien me este mirando o me juzgue; me importa un maldito comino lo que piensen los demás de mi. Acerco mi cuerpo a la rubia que se halla detrás del mostrador recogiendo sus cosas, a la vez que me cruzo con Myron; un señor regordete que conocí cuando llegue a esta ciudad y al saber que no tenía trabajo decidí ofrecerle un puesto con buena paga en esta empresa. Muchos piensan en soy un ogro; pero en el fondo... Puede que lo sea, solo que no con todos. —Hola señorita Estrada —le doy un beso en su cachete y el me deja uno pero en la frente. —Hola Myron; ¿Como está Priscila? —cuestiono tomando las llaves de mi auto de mi bolso. —Va mejorando cada día más; nuestros hijos vinieron hace dos días a hacerle compañía y eso nos a ayudado mucho —el señor canoso de ojos negros pasa la mano por el anillo de su dedo mirándolo nostálgico. —Ya verá como todo se resolverá —trato de levantarle el ánimo y lo consigo como siempre. —Pero todo es gracias a usted, es una bendición para mi familia —caminamos juntos en dirección a la puerta con la rubia siguiendo mis pasos. —Le dije que deje de decirle usted; y todo lo que hice fue con todo gusto —desactivo la alarma abriendo la puerta de mi Maclaren. —Esta bien Andrea -asiente y yo sonrió. —¿Ya nos vamos? -interroga la rubia de ojos azules masticando goma de mascar. —Por supuesto —entro en el asiento del piloto y ella en el del copiloto-. Cuídese Myron; y recuerde mandarle saludos a su esposa de mi parte. —Por supuesto señorita —cierra mi puerta, enciendo el motor y salimos a máxima velocidad. El silencio premia en el auto por unos segundos en los que mi corazón finalmente encuentra paz. Los cómodos asientos de cuero de mi auto ayudan, al igual que el olor a Chanel que más me gusta percibir cuando me adentro en su interior. Me adentro en las avenidas abarrotadas de parejas cursis y aburridas de Madrid. La hermosura de esta ciudad es sorprendente, pero es imposible no extrañar mi provincia natal. El viento mueve las copas de los árboles frondosos y el cantar de las aves por primera vez es mi relajante. Mi calma no dura mucho cuando me detengo en uno de los semáforos de la calle principal. —Sabes quien me llamó —habla la rubia con molestia mirando la pantalla de su celular. —Oh claro; espera es que soy adivina, fue Papá Noel y te dijo que te castigará por ser una niña muy mala —digo con sarcasmo a la vez que hago algunos pucheros. —No es eso —una sonrisa se plasma en sus labios, compartiendo su felicidad conmigo. —¿Entonces? —la luz cambia, muevo la palanca para volver a colocar mi pie en el acelerador. —Rodrigo sigue con esa idea de que volveremos a estar juntos —pasa la mano por su moño desaliñado demostrando su frustración. —Se que estás bastante frustrada con sus actitudes tan... Peculiares; pero me he dado cuenta de que te ama y que el problema es sus malditos orgullos —le explico llegando a nuestro destino. —Lo sé, pero hay ocasiones en las que... —Desearías que el fuera quien no actuara como un total desconocido. —Asi es. —Te entiendo; pero solo... Dale una oportunidad y verás que sucede…
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