3. Nosotros Dos

1413 Words
[JULIETA] (Horas más tarde) Me deshago de mis zapatos, de cada una de mis prendas y de mi ropa interior para luego meterme a la ducha e intentar relajarme un momento antes de ir a la cama. Hoy ha sido uno de esos días que fueron difíciles emocionalmente, y es que el enterarnos de lo que le pasa a Maia no es nada fácil. Mateo y yo estamos preocupados y desde que salimos del consultorio de la doctora Insua, hemos intentado ser esos padres que ella necesita. Cierro mis ojos para disfrutar un poco de la sensación del agua caliente cayendo por mi cuerpo cuando escucho la voz de Mateo —Reina — y al abrir mis ojos, lo veo entrando a la ducha para bañarse conmigo. Él se acerca a mí y me toma por la cintura pegándome a él bajo la cascada de agua y me besa lentamente con toda la intención de llevar esto un poco más allá —me haces mucha falta mi amor — Me susurra mientras que su mano aparta el exceso de agua de mi cabello y me va llevando hacia la pared de la ducha hasta que mi espalda choca con la misma. —Mi amor…— Intento decir, pero su boca me calla con otro beso y entiendo que las palabras están de más. —Te necesito — Me dice al oído y muerde mi lóbulo mientras que sus dedos acarician los puntos exactos de mi cuerpo de esos que él sabe que me pueden. Su mano se coloca a la altura de mi muslo y levanta una de mis piernas enredándola en él y es tan jodidamente perfecta su estrategia de seducción, que, a pesar de cualquier otra cosa que pudiera haber estado pasando por mi mente, él y yo terminamos besándonos como si no lo hubiésemos hecho por siglos y me termina haciendo el amor de una manera desesperada, haciéndome sentir que todo lo que nos está pasando, y el estrés que siente, intenta liberarse de alguna manera. Nuestros gemidos hacen eco entre las cuatro paredes de este baño y me veo obligada a aferrarme a él cuándo mi cuerpo queda temblando de pies a cabeza. —¿Qué ha sido esto? — Pregunto sin soltarlo y a pesar de que no puedo verlo de frente, sé que está sonriendo. —Las ganas que traía acumuladas por ti durante todo el día y las dos últimas noches que no pudimos ser solo tú y yo en nuestra cama, amo a mi hija, pero me tortura no poder pasar las noches contigo como solíamos hacerlo siempre— Me dice y hace que volvamos bajo la cascada de agua. —Eso es ser padre mi amor — Comento mirándolo a los ojos y se sonríe. Él me besa castamente y me mira — lo sé, pero tendremos que ingeniárnosla para encontrar algún momento solo para nosotros, no quiero descuidarte— Me dice. —Solo tendremos que ser un poco más ingeniosos y cuidadosos— Comento enredando mis dedos en su cabello mojado. —Lo sé, y la ducha es un buen lugar, ¿no? Después de todo el sonido del agua oculta el de nuestros gemidos— sugiere haciéndome sonreír.   —Me gusta la ducha, aunque no es el sitio más cómodo— Explico divertida y ríe.   —Lo sé, pero con tal de estar contigo soy capaz de poner una cama en esta ducha… ya sabes, la niña es al único sitio donde no se atreve a entrar sin golpear antes— Bromea y no puedo más que besarlo una vez más. —Creo que poniendo seguro a la puerta es más que suficiente, ¿no? — Cuestiono y se sonríe. Me besa con delicadeza y sujeta mi rostro con cuidado —creo que sí, ¿te parece entonces si continuamos esto en nuestra cama? — me propone divertido y lo miro con gran interés. —¿Aun tienes fuerzas para más? creí que estabas cansado, después de todo Maia te hizo hacer de todo hoy — pregunto sugerente y ríe. —Reina, que yo sea unos años mayor que tú no significa que no pueda continuar eh. — se defiende y me encanta cuando vuelve a relajarse y ser este Mateo sexy que tanto me gusta. —Bueno comprobémoslo entonces—  Sugiero y lo vuelvo a besar para darle a entender que es un “si” a su propuesta y no hace falta más para que él me haga enredar mis piernas en su cuerpo y luego cierre el grifo del agua para así salir de la ducha y llevarme hacia la cama.    La urgencia con la que nos besamos es tan fuerte que las palabras han desaparecido entre su boca y la mía. Estamos dejándonos la vida en este beso que nos hace arder, no sé si ha sido una chispa lo que ha provocado este incendio que dio inicio en la ducha o si ha sido la mecha que hemos encendido a puros besos. Solo sé que todos los besos parecen poco mientras nuestros cuerpos van encontrando la posición exacta sobre esta cama. Estoy debajo de su cuerpo y enredo mis piernas en él para hacer que nuestros cuerpos no puedan separarse, y Mateo entra en mí sin piedad, sin previo aviso, y mis gemidos parecieran ser los que lo hacen ir por más. Sentirlo en mí la mejor sensación del mundo y el escucharlo decirme cosas al oído mientras me aferro a su espalda me hace entender que no hay mejor sitio que este en esta vida que este —Así— le digo dejándome llevar y le indico como quiero que se mueva hasta que nuestros cuerpos no lo resisten más y nos dejamos llevar juntos a un sitio donde todo deja de existir. Mi cuerpo y el suyo se entienden a la perfección… […] Al día siguiente  Giro en la cama haciendo que la tímida sabana de seda color beige se mueva conmigo dejando al hombre de mi vida casi al descubierto y es aquí donde pierdo la razón. Su torso es un paisaje absolutamente divino… Amo cada detalle que veo de él y los que no se pueden ver… Lo observo detenidamente y no sé qué es lo que me gusta más, si sus pestañas prácticamente alargadas, sus perfectos labios que me incitan a besarlo, o su leve barba que dibuja el perfecto contorno de su rostro… Sigo paseándome por su perfección y esos pectorales que son producto de su rutina en el gimnasio me distraen, bajar por sus abdominales es toda una aventura… me sigo paseando por su anatomía y la tímida sabana que lo cubre no ayuda mucho a que mi corazón y sentidos se calmen… todo él me hace querer despertarlo a besos para que me vuelva a hacer el amor como lo hizo prácticamente toda la noche… no me canso de desearlo, y no recuerdo sentirme así con él… era algo más superficial, pero el hombre que tengo a mi lado despierta todas las facetas de mí, la romántica, la pasional, y hasta la maternal cuando abandonamos nuestra intimidad para convertirnos en un familia con Maia. No puedo resistirlo más y simplemente acerco mis labios a los suyos y lo beso suave —Buenos días…— Digo sobre su boca y verlo sonreír me hace saber que ha despertado de bueno humor. —Mmm… buenos días reina, pero que lindo es que te despierten así — Murmura y antes de que pueda reaccionar, sus brazos atrapan mi cuerpo también desnudo para hacernos girar por la cama —Ufff despertar contigo desnuda a mi lado debería ser considerada la octava maravilla del mundo— Me dice mientras consigue posicionarse sobre mí en esta cama. —Me encantaría continuar con tus planes, pero de seguro Maia ya está despierta— le recuerdo y sonríe. —¿Tu plan es despertarme y dejarme así? — me pregunta de manera graciosa. —Mi plan es recordarte que debemos ser unos padres responsables— lo corrijo y asiente. —Tienes razón… supongo que debemos reordenar nuestras prioridades— dice mientras que me suelta. —Por ahora sí, cuando ella este mejor quizás sea como otros niños y duerma hasta tarde… además, tú tienes que ir a trabajar— le recuerdo. —Sabes perfectamente que puedo faltar cuando quiero, soy el jefe— bromea. —Jefe, tiene una reunión con el abogado… vamos arriba— digo mientras que me levanto de encima suyo y sonríe pícaramente. —Yo ya estoy arriba reina— me dice y no puedo más que reír a carcajadas de su chiste lleno de doble sentido, pero muy real. —Te prometo que te recompensare por esto, pero no es el momento— le digo lanzándole un beso mientras me levanto de la cama rápidamente para ir a ducharme y comenzar un nuevo día en nuestra nueva vida. 
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