Aviso

1158 Words
(Nigromante narración) Cada poder concedido recobra su gran esencia en dones que son propios de algo interior más que exterior. Capacidades que son expuestas según quien pueda ir reconociéndolas, también pueden implicarse sonidos o ciertas melodías. Jon no había cedido a dejarle saber más a nuestra querida Princesa, ya que respetaba el camino que todo iniciado emprende. Pero no hubo tiempo para más de lo que él le había impartido, pero si bien lo enseñado podía haber sido poco, en Alexia eso podría servirle en algún momento para iluminarla. Mantenía aún mi atención en varios puntos. Por ahora distinguía lo que Esteban hacía valiéndome de la cruz de invocación. Victoriosamente habían comandado al Ejército de Dorado del Alba logrando que los adversarios que se resistían a luchar retrocedieran. Sin embargo, la experiencia nos ha enseñado que debían seguir en vigila, si bien la primera confrontación se traducía a nuestro favor, no podía significar victoria. En una guerra una batalla afrontada sólo significa seguir en vigila. Baal es uno de los siete espíritus antiguos de conformidad conocida como semi humana, cuyo verdadero nombre conocen muy pocos. En el reino de Jirel es alguien que es conocido perfectamente, aunque con otro calificativo, por lo que llegar a Jirel para enviar un mensaje no sería complicado ni obsceno, pero para respetar la conformidad del lugar que pedía toda fuerza sobrenatural ser impelida, se basaría en la presencia de Jon. Alexia seguía a mi lado, meditabunda.  Al cabo de un rato de su partida, escuché la voz de Baal unirse a mis pensamientos. “Concede un equilibrio entre las fuerzas que pido manifestarse contigo” Asentí atrayendo el Dominio. “Hej eild” Los Briares desenfundaron espadas encubriendo a Alexia. Ella se volvió a mí reflejando en sus ojos conturbación, pero ellos quedaron al frente ocultándola.   —No te preocupes, pero alguien quiere pasar para verme. Y no te puedo exponer, por favor sigue ahí sin que pueda verte. —De acuerdo. Accedí y noté que el viento pedía la estabilidad y de pronto Baal dejó manifestar a un hombre que reconocí a toda prisa dejándolo asomar tras un vacío oscuro.  —No entiendo cómo es que lo sabes. He sido yo quien ha buscado la forma de encontrarte, Nigromante. —Explicó Jirel. —Tenías razón cuando dijiste que debía aceptarte como el esposo de Asídemes. Sonreí y mostré una venía. Baal parecía ahora una sombra oscura sosteniendo su varilla de poder. Sorprendentemente Jirel había pedido llegar a mí, y estaba solo.   —El espíritu sabio del desierto me escuchó luego de invocarle. He recibido el mensaje. ¿Tú lo he enviaste? Lo negué con la cabeza. —No es un vaticinio conferido por mis capacidades, eso si te lo aseguro. Pero he intermediado para que llegará cuanto antes a ti. Sin embargo, ahora que lo pienso, debería haber resistido a tu visita. Fuiste capaz de sostener guerra luego de recluir a Jon.   Frunció el ceño, mostrándome desconcierto. —No entiendo lo que dices, Nigromante. Me asombra que confundas lo que pasa.   —Lamento decirte que no hay confusión. Bien sé, que eres el único con el suficiente conocimiento y diplomacia para reunir a cinco de los grandes ejércitos más fuertes para asediar. Primero, tres se movilizaron a el Alba, luego el resto con uno de capacidades sobrenaturales a Halvard. A mí es a quien asombras.  ¿Por qué tienes el descaro de negarlo? Su mirada siguió serena pero relució cierta confusión. —Si he venido a buscarte es para atender a lo que has expuesto, pero por todo cuanto ocurre puedo entender tus palabras directas y tu molestia. Si bien acepté a establecer la guerra que Jon pidió, no la proseguí en cuanto él fue cautivo. Así que pienso que te confundes.  He tenido visiones justamente de lo mismo. Por eso deseaba conocer a su protegida, ella era parte vital en lo que se mostraba. Y ustedes han corroborado todo. Jon simplemente accedió hace mucho a permitirlo. Seguí observándolo asimilando lo que me exponía. —Entiendo las razones y estoy de acuerdo en que nos has solicitado nada ajeno a lo apropio. Pero retomando la razón de nuestro encuentro, ten en cuenta que alguien te ha desobedecido. De no intermediar varios, Halvard estaría en ruinas y en una condición peor el Alba. Y no entiendo con qué fin si siempre gozamos de unión de amistad. En Jirel es muy raro notar desconcierto, pero frunció el ceño observándome fijamente. —No hay en mi Reino quien se atreva a quebrar la ley e ir contra ustedes. ¿Quién sería? —Eso es algo que deberías averiguar cuanto antes. Por eso consentí enviar el aviso. Porque si sigues reacio en atacar, te aseguro que ya no tendremos más tolerancia. Con tener a Jon deberías darte por servido. Desvió la mirada meditabundo. —Es una acusación grave Nigromante. —Por supuesto que lo es.  En tu nombre se ha derramado sangre inocente, no puede hacer una imputación menos renuente. Si lo dudas, pediré que se te traslade hacia el campo que sirvió como testigo de la batalla, y por ti mismo veas los c*******s que siguen ahí. Se volvió a mí seriamente. —En cuanto a nuestra Reina, todo está más que dicho. Así que, si atiendes a nuestro mensaje, concédete a ti mismo ver la verdad. No te lo digo como una sugerencia sino como un favor de uno al otro. Parpadeó luego fijó su mirada en mí de nuevo. —¡Ay de ti si has mentido Nigromante! Me ha dado cuenta que puedes ser tan hábil como astuto.  Pero mi parte al respecto, sólo puedo decirte que consideraré tu favor. Si atiendo a cambiar mi resolución será sólo cuando Jon cumpla con el tiempo que señalé, debe permanecer cautivo además de comprobar tus recriminaciones. No obstante, te doy mi palabra que mientras tanto no habrá más confrontaciones en los reinos que proteges si respetas lo que he dicho. —Que así sea, Emir. Asentí, le echó una mirada a los Briares que no le permitían aproximarse. Se volvió a Baal y él le concedió volver. En cuanto se selló la entrada que se manifestaba con las energías de Baal y mías, Alexia se movió para quedar frente a mí. —Creo que Jon no puede estar ahí. Lo viste ni él sabe lo que ocurre, Ni quien le ha desobedecido. —Tienes razón, Alexia. Pero no te confíes, en Jirel no se puede subestimar ni un solo gesto. Estoy convencido que si vino es porque ya tenía también ciertos avisos al respecto y sospechas de lo que le expliqué. Además, no podemos ingresar a fuerzas, ni trasgredir el modo de pasar para ir a Jon. Por ahora, lo justo es aguardar. Es posible que Daeven vuelva en cualquier momento, él es el único que puede comunicarse con Jon. Asintió, pero sin dejar de mostrar preocupación en su mirada. Acaricié sus cabellos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD