No puedo negar que sus palabras me desequilibraron mentalmente. Aunque me mantenía consciente de defenderme al poder esgrimir ambas cortas espadas, mi corazón no dejaba de sentirse apretado dentro de mi costado.
Si bien podía defenderme y evitaba sus acometidas no era capaz de atacarla al ser tan veloz y precisa. Se valía de las habilidades de Asídemes sin dejar las propias.
Poco a poco al notar que me mantenía reacia en mi postura de defensiva se valía de poder oculto. El poder que ejercía al atacarme se volvía poderoso, muy reacio en cuanto su espada como un vidrio rojizo conseguía chocar con las que sostenía. Por lo que una de sus acometidas logró desestabilizarme también en mi manera de sostener batalla, aunque no me hirió si consiguió con fuerza impulsarme lejos. No tuve el equilib
