Evidente

1234 Words
(Jon narración) Al cabo de un rato; o eso me pareció, escuché pasos aproximarse a la celda. No abrí los ojos, continué con la mente en silencio. Manos tocaron la viga en de madera en la cual habían colocado el metal que me atravesaba las manos y por sí misma se había incorporado para no permitirme moverlas menos aún bajarlas. “Te cambiaran de lugar” Claramente escuché lo que dijo. Abrí los ojos y me di cuenta que cuatro escoltas se encargaban de desfijarla para luego obligarme a salir, se habían comunicado usando una variante del farsi. Al poder moverme me escoltaron hasta la salida del lugar. Justo en el umbral Asídemes estaba de pie esperándonos. Se aproximó y al posar sus dedos sobre el metal, éste al instante me libertó. Sólo pude emitir un gruñido al sentir que justo donde el metal estaba enclavado se desajustaba volviendo a su forma rígida y recta para luego absorberse en el suelo. Arath cubierta del rostro se aproximó a Asídemes pasando a sus manos vendas. Ella se las recibió rápidamente cubrió con ungüento las heridas para luego cubrirlas con el vendaje, tanto en tobillos como en las manos. —¿Quién desearía hacerle sufrir? Fue traído aquí para estar segura que al vigilarle no podríamos perderlo. Espero que no intenté hacer algo similar, puede darse cuenta que no respetar lo que se jura en este lugar trae terribles consecuencias. Ahora debemos proseguir. Ella al terminar de vendarme posó ambos brazos por detrás de la cintura. Fui apresado por varios guardias de nuevo, colándome grilletes en manos. —¿Proseguir? —Así es. ¿O piensa en nuevamente negarse? Intercambiamos un par de miradas antes de que le respondiera. —Acertó. Eso es justamente lo que pretendo, General. Sonrió. —Es mal momento para ponerse de malas Príncipe. Varios de los escoltas intentaron empujarme en evidente signo de forzarme una vez más, pero esta vez sin conseguirlo. No pudieron ni halar de mí menos empujarme. —Entonces averiguaré por sí mismo que tiene él que contarme al respecto. Ya sabe, saber hasta donde es capaz de consentir tantos descarados enredos con tal de complacerla. —Forzará algo que no debe ser así. Su tenacidad sólo consigue con más ahínco corroborar lo que ya ambos sabemos. Bien es sabido para usted como para mí que detrás de cada acto hay un cometido, y esos que intenta con fuerza ocultar a mis ojos no es posible. —Durante mi largo trato con su padre no hubiera jamás imaginado que sería capaz de convocar a los cinco ejércitos para alzar guerra. Desconocía del deshonor que ambos sostienen con desfachatez. Pude notar que su respiración se alteró, sin apartar sus ojos de los míos. —El efecto que ahora sufre es sólo consecuencia de lo que fue aceptado por su voluntad. La condena establecida debe cumplirse, mi Rey le concederá una audiencia luego de que sea consumada la orden emitida. Aparté una mano de la otra rompiendo las cadenas que unían ambos grilletes. Miró con asombro tal acción, los guardias desenvainaron sus sables. —¿Con qué fin? No es oculto para mí tampoco lo que encubre y de lo que ha sido capaz de efectuar para convencerse de quién soy. Ella les hizo una seña de no atacar. —Bien, Príncipe… Debe recordar que no trata con cualquier mujer, no olvide que tengo a mi favor que lo conozco bien. Su hostilidad es innecesaria. Simplemente deseo que vuelva al templo para su comodidad. Pero si le parece mejor quedarse en este calabozo, que se haga una vez más lo que desee. —No hay cumplimiento en su palabra, General. Ella respiró hondo, posando su mirada en mí con satisfacción. —Nada es lo que parece, así como usted tiene sus dudas con respecto a mí, yo también las tengo con respecto a lo que ha ocurrido. El fuego que solía escucharme de pronto ha vuelto al silencio y no me obedece. Sé que mucho tiene que ver usted para que tal elemento se mantenga así, porque concede portales a diferentes puntos sobre la tierra. Le sugiero que razone. Podemos, conversemos en el templo… Al notar que recelosamente seguía observándola. Sonrió. —Sé que no trato con un malhechor. No habrá más cadenas. ¿Qué le parece si sube por favor? Seré tan cordial como usted lo ha sido, no compliquemos lo que debe ser. Seriamente avancé, me aproximé a una de las yeguas que no tenía jinete ni montura, acariciándola por el pecho justo donde se localiza el corazón. Ella respondió con calma, permitiéndome saber que tenía dos días sin ser llevada a cabalgar. —Es lo último a lo que estoy dispuesto a tolerar, General. No más juegos. Me monté emprendiendo galope en dirección al templo Nathar. Pronto escuché el estruendo de los cascos pisar con fuerza el suelo yendo tras de mí. La yegua cabalgaba a toda marcha, también sabía por su altura y fuerza que era una de las más veloces. Al cabo de un rato, ella dirigió la marcha sin que fuera necesario guiarla, en mi mente estaba la idea de llegar al templo por lo que me permitió llegar ahí en mucho menos tiempo de lo que lo habría hecho la carreta. Al apearme le sobre el cuello y el lomo en sincero gesto de agradecimiento. —Gracias por traerme. Me recuerdas a un viejo amigo. Si deseas volver hazlo. Relinchó retomando el camino de regreso. Me aproximé hacia el templo, antes de ingresar coloqué mi palma sobre el muro para sentir la energía que se ocultaba entre su edificación. «Permíteme conocer» Solicité usando la correcta vibración al pronunciarlo en el idioma debido. Escuché a un elefante barritar. Casi al instante en los anillos irradiaron los sellos que se dibujaban. Por sí mismos dijeron “Sombras, silencio, fuego somos” Me pareció que el fuego en el interior resurgió especialmente en las lámparas de aceite. Al pisar el ingreso el suelo se volvió de piedra lisa y oscura mientras todo por dentro se restauraba, podía sentir la gran emanación de energía que ahí se vinculaba al centro de la tierra, por lo que cualquier edificación interconectada en los puntos debidos permitiría portales sin que fuera necesario usar el fuego, ya que tal elemento ya se movía en lo hondo de la tierra justamente en esas locaciones también atrayendo cierto poder del cielo en diferentes puntos a los cuales eran accesibles. Escuché el estrepito del trote de los cascos de los caballos que me habían seguido detenerse. Al notar la piedra que conformaba el interior de los muros, me di cuenta que la vida se volvía realmente consciente en su composición. “Que se oculten los ingresos” Los muros cambiaron de posición al instante ocultándome en su interior hasta llevarme al corazón del lugar. Ahí en la oscuridad noté de nuevo un salón amplio resurgir, el cual más parecía un altar. «Daeven tengo el acceso. Infórmale a Nigromante» En uno de los espejos se me mostró que Asídemes junto con sus escoltas ya habían ingresado al templo y subían gradas en intento de encontrarme. «Ya voy hacia él, Gabriel» Toqué los muros pidiendo volver al lugar donde Asídemes me había llevado la primera vez que llegué. La miré ingresar con sus escoltas que casi espantados me observaban fijamente. Ella fruncía el ceño respirando hondo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD