Brillo cárdeno

1552 Words
(Nigromante narración) Vinculé mi atención al combatir con Galimatías. “Hermano atrae a Antía. Vuelve a Caelum y al estar en el palacio en la quinta puerta hacia el oeste tras el acceso verás el portal para venir. Trae contigo a Inés.” “Atiendo hermano” Con los pactos que Asídemes había ejecutado, sus soldados tenían mayor fuerza y eran protegidos como solíamos hacerlo yo con los custodios de Halvard. Pronto alcancé la salida, dejando tras de mí a muchos heridos y a algunos sin poder volver a combatir jamás. Justo cuando estaba por cruzar la puerta de ingreso algo la selló, todo a mi alrededor se volvió completamente oscuro atraje luz usando una de las piedras metarosa que solían estar conmigo y en mi interior todo el tiempo. Atraje el poder necesario trasformando mi apariencia, también usando las protecciones debidas. El grado de energía se asemejaba al mismo que solía portar Jon, pero para mi sorpresa ante mí estaba Jirel. —Sino te apartas no lamentaré lo que mi espada hará… Respiró hondo y sus escoltas dejaron la guardia. —No he venido a pelear, sino a avisarte que tu protegida ha solicitado que la protección en mi Reino contra poderes como el tuyo no sea más. Permite que vengan a ti cuántos puedan apoyarte, mis soldados de élite también te apoyaran. ¿Dónde está Jon? Creí que tú eras él. Me asombró mucho cuando dijo eso. Aparté lo que me cubría por el rostro sin bajar el Dominio convertido en espada de doble filo. —Tu deberías saberlo mejor que yo, me ofende tu cuestión. Dijiste que Alexia te pidió que… Asintió seriamente. —¿Hace cuánto? —No hace mucho, suponía que estabas con ella. Me admira tanto que no sea así y no lo sepas. —Lo que está sucediendo es gracias a tu necedad. No debiste forzar a Jon, ahora es posible que luego de proteger e impedir un acceso a tu morada en breve la ninfa oscura sea capaz de pisar tus tierras. Abrió los ojos a más no poder. —Tienes un soldado, una hechicera, y una General con conocimientos que han superado más de lo que imaginas. Pero lamentablemente ese potencial está fijando hacia fines personales que desconoce ya del honor y la rectitud. Te agradezco que escucharás a Alexia, quizá eso haga gran ponderación en la balanza que Asídemes sostiene, para conseguimos equilibrarla. Inclinó la mirada. —Sin duda la Princesa de Halvard es alguien de gran valor, no sólo para ustedes sino para mí. Libero a Jon de cualquier enmienda. Luego de decirlo con la fuerza del viento se desapareció de mi vista. Alcé una de las manos hacia afuera, pronto fue visible para mí el lugar que tenía en sí gran atracción de energías o fuerzas sobrenaturales. Justo cuando estaba por cambiar de lugar, es decir trasladarme hasta ahí, algo oscuro y con gran pujanza fue sentido por mi escudo. Mostré defensa y aun así me empujó con gran fuerza. Me sacudí en cuanto pude al notar que la parte del techo se había resquebrajado. Ante mí estaba Jon, como solo él podía equilibraba la espada en manos. Y no veía en sus ojos lo usual sino al mismo espíritu con quien había peleado al llegar. Se veía muy diferente del rostro, con la gran herida al pecho justo en el corazón. —Tú no eres él. Tendrás que dejarlo. Sonrió ampliamente. —No puedes simplemente conformarte. Si ella murió tú también morirás. Eso dictaminó el pobre infeliz antes de ser engañado. No vendrá ni volverá aceptó irse, pero me dejó lo que ves. Fruncí el ceño, enterándome que Galimatías cruzaba el portal en el palacio de cristal. —Mientes. —¿Para qué? Su espíritu dejó este cuerpo para ir tras el de ella. ¿Quieres unírteles? Tal cual dijo no veía nada de él en ese cuerpo ocupado ahora por otro. Tuvieron el efecto sus palabras de herirme, casi como sentir el filo de varias dagas traspasándome en lo más profundo del pecho. ¿Se había rendido? —¿Quién la asesinó? —Tal vez ella, tal vez yo. Eso no importa, puedes alcanzarlos. No podrás contra mí, soy y somos. Estoy en todos y muy pronto en ti. Escupió una llamarada de fuego, pero en cuanto lo usé para envolverlo éste se absorbió en su cuerpo. Para luego escupir varias llamas en cuyo centro ahora habitaban espíritus de los cuales podía servirse. Cada llama con el poder que Jon solía ejecutar, se transformó en la figura de un enorme dragón de fuego. Con una sonrisa lo que poseía a Jon abandonó el lugar dejándome contra la lucha de cinco criaturas. El lugar casi por completo se desmoronó, y entre los escombros que caían emprendí una carrera, invocando a Daeven quien al instante me concedió un portal hacia su esfera, dos de los dragones fueron atrapados ahí, y con la energía de Daeven que era muy similar a la de Jon fueron sometidos y sabía que le obedecerían a él. Tras una gran roca que solía ser parte de la edificación que cubría el ingreso a la cueva donde estaban los calabozos, seguía inclinado. Pero noté las arenas revolverse para luego ver a Baal tal cual ante mí. —¿Deseas que interfiera? —Preguntó mientras la arena casi parecía una densa neblina ofuscando la visión a tan sólo unos codos de distancia. Me puse de pie, sonriendo. —Por favor interfiere, es mi primera vez contra dragones oscuros de fuego. Sonrió ampliamente. —Nos pasa lo mismo, pero juntos podremos devolverlos a devorarlos. Como solía ser con Jon uno a la espalda del otro, esperábamos para que la arena se asentara. En cuanto todo fue visible no fue complicado mantener batalla. Dos contra tres. En breve, Baal absorbió la energía de uno, y yo el otro mientras que el que faltaba necesariamente fue exterminado. Al tener un respiro me volví a él. —¿Dónde estabas hace un rato? —Aquí, sabía que necesitarías una mano o tal vez un cuerpo entero. —Tenías toda la razón. No debí acceder y enviarla aquí. Me dio una palmada al hombro. —No fue tan malo, de hecho, sin ella no habríamos alcanzado a llegar. ¿Dónde está el Regente del Abismo? Lo negué con la cabeza. —No lo sé, creí que sería menos grave, pero él ya no está. —¿No está? No puedo comprenderte. —Me refiero a que quizá si Alexia estuviera a mi lado podría atraerlo. Pero sin ella, y sin él creo que… Solté un suspiro, notando ese vacío en mi pecho de nuevo. No pude terminar de hablar me sumía en aguda tristeza. —Entiendo que lidiar con humanos y materia atrae ofuscación, pero tu caso es grave. Creía que tu naturaleza te permitía ver con más claridad. Alcé la mirada envainando mi espada. —En lo que yo conozco todo es normal, pero la muerte… Es decir, la transición física siempre es ya sabes, difícil de asimilar. Te acostumbras a entender y ver, luego también, pero es muy diferente. Respiró hondo también dejando su Ohik en descanso, la varilla se volvió un corto báculo que también enfundó a su espalda. —He tal vez mal entendido algo. ¿Quieres decir que alguien murió? Asentí. —Sin duda. De no ser así, estaría en pleno combate contra Jon. No habría deseado él otra cosa más que ahorcarme con sus propias manos. —Lo dije con dificultad, mientras inevitablemente el vacío se movía a mi abdomen y consecuentemente mis ojos se cubrían de lágrimas. Suspiré. —Habría sido divertido, como siempre… Deseando un desempate. Baal seguía muy desconcertado, observándome. —Espero no llegar a ser tan sentimental como tú. De pronto percibí el intenso cambio en el ambiente y el brusco movimiento bajo nuestros pies que hacía quejar a la tierra más profunda. Se oscureció el cielo y el fulgor escarlata provenía no muy lejos de donde estábamos. En mi mente escuchaba los susurros… “El abismo ruge, la tierra tiembla, y el cielo se oscurece. Que del exilio bajo los sellos del Guardián la poderosa Farga vuelva a la vida y pise la tierra de los injustos y corruptos” —Baal debemos enfrentarnos a él ahora si lo pensamos un poco más… Será en vano todo cuanto hemos hecho. Asintió ambos nos trasladamos a la puerta del templo Nathar. Antes de pisar el ingreso, Galimatías me mostró que estaba protegiendo a alguien. Casi estupefacto veía que ella lo montaba atrayendo al ejército del Alba al portal que le había dejado. “Nigromante Alexia dice que debes ayudarla a quitarle al Talismán a Asídemes seguramente con eso ha logrado embaucar a nuestro hermano. Ella dice que sabe dónde está él y me pide que le concedas lo que necesita” Muy conmovido mi espíritu, seguía sin creerlo. ¿Podía estar viva incluso cuando Jon no lo creyó así? Baal se adelantó rompiendo la barrera de protección. Del otro lado veía que los sellos se habían roto y se había conjurado la apertura. El brillo cárdeno sobre la g****a me aseguraba que Farga ya estaba fuera y liberada del Abismo de los condenados, muy posiblemente sus ojos volvían a ver la luz.
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