Mientras Nigromante combatía asombrosamente; como solía ser, contra Farga, veía el Talismán colgar del cuello de Asídemes. Sabía que la clave consistía en arrebatárselo, quizá al usarlo podría dar mi apoyo con más enfoque. Pero antes de que pudiera si quiera moverme noté que algo casi consigue pegarme. Se despedazo en el aire y me di cuenta que se trataba de una inmensa roca. Farga posó sus ojos en mí y supe que ella había sido. Quien combatía contra el señor Baal me señaló y al instante noté del suelo brotar astillas tan grades como carámbanos o afiladas estacas. Corrí intentando que ninguna me atravesara, me arrinconé contra un muro, pero sentí mi espalda ser pinchada; crecían en cualquier lugar que fuera parte de la roca sólida. Al no tener escapatoria veía aterrada las grandes punt