CAPÍTULO 1

1293 Words
CLOE HALL Bajando del autobús corro de prisa por las calles atestada de gente, doy un vistazo a mi reloj, las 6:58 ¡carajo! Voy a llegar tarde a mi primer día de trabajo. Cuando recibí el mensaje sobre la entrevista di un salto de emoción, aunque la casera me llamó la atención al día siguiente, porque como siempre los vecinos se quejaron con ella. Desde que mi padre me abandonó a los 15 años, hice todo lo posible por encontrar un empleo para sostenerme sola, no tengo familia, mi madre murió al darme a luz. Todo lo que tenía era mi padre quien se largó y me dejó sola. Treinta días después de que se fue, unos hombres visitaron mi casa alegando cobrar una deuda, destruyeron mi casa, se llevaron los pocos electrodomésticos que tenía. Me dieron plazos y cantidades exactas que pagar, no sé qué vieron en mí que sintieron pena. No tengo tiempo de apreciar el edificio porque corro hasta encontrarme con Blanca, mi compañera de trabajo que conocí el día de la entrevista y fue muy amable conmigo. -corre Cloe- señala el ascensor presidencial que, según las indicaciones, si el gerente baja y nadie está en su puesto, “estas despedida” Tan simple como eso. Busco mi puesto a lado de mi compañera, no me da tiempo de arreglar mi cabellera rojiza ni retocarme el maquillaje. Un hombre de tal vez metro ochenta aparece vistiendo un traje elegante que ni en esta vida podría comprar. Su barbilla afilada y cabellera castaña le da un aire de estrella de cine. Mira su reloj y ojea nuestro puesto, trago grueso cuando veo que se acerca a nosotros. -señoritas- su voz es profunda. No sonríe, tal vez la mona lisa se ve más contenta que él. -Señor Harrison- Tarareo su nombre, Blanca se endereza, da una inclinación con su cabeza, hago lo mismo que ella con algo de torpeza. Escanea en mi dirección. ¿Qué, tan mal me veo? Me bañé en la mañana antes de que se corte el agua. -Señorita Cloe Hall- doy un paso al frente inmediatamente. -si, señor- observa su tableta, frunce el ceño de un momento a otro. -espero que conozcas las reglas de esta empresa. El señor King no puede ser molestado por incompetencias del personal, tiene prohibido dejar su puesto. Si su compañera sale a almorzar debes quedarte en tu puesto hasta que ella llegue- levanta su mirada y me observa. -queda todo entendido- muevo la cabeza enseguida. -perfecto, no retraso más su trabajo. Empiecen- da media vuelta y se va. Me relajo un poco y me acomodo en mi silla. Reviso las mangas de mi blusa esperando no haberlas manchado al bajar del autobús. Todo en orden. -si no fuera tan guapo, lo odiaría- se burla Blanca. -es intimidante- me sincero con ella. Se encoge de hombros. -y lo es más cuando se llega tarde, así que te recomiendo que programes tu despertador hoy tuviste mucha suerte- -si, la tuve- La jornada de trabajo se siente algo pesada, y más cuando recibimos llamadas para que tengamos que enviar a los demás departamentos. Blanca insulta a las personas una vez cuelga la llamada. Es una mujer con un carácter fuerte, me ayuda a decir las palabras exactas que tengo que decir cuando un cliente se pone pesado. Me toca subir un par de veces al tercer piso para imprimir algunas hojas. Mi celular suena un par de veces, mirando la fecha sé que hoy me toca pagar una de las tantas cuotas que debo. Se que si contesto ahora son capaces de localizarme en mi trabajo, y eso es lo que no quiero. Blanca se va a almorzar prometiendo volver rápido, no me quejo por que ni siquiera traje para comer algo, cuando digo que mi situación es lamentable, lo es. Veo a las personas pasar, algunas mujeres llevan vestidos hermosos, niños acompañando a sus padres, tomados de la mano, se ven felices al saber que están siendo protegidos. Lo que me hace recordar que solo una vez sentí eso, solo una vez. Quitando esos pensamientos de mi cabeza me enderezo y muestro mi mayor sonrisa. Blanca vuelve rápido lo que me hace tomar un respiro, me dirijo al baño para retocar mi peinado. Me miro en el espejo y lo único que veo es a una mujer fuerte que va a salir adelante. -tu puedes Cloe, yo se que puedes- tomo mi bolso y salgo a caminar un poco, sincronizo mi reloj para que se note que fui a comer algo. Camino por los alrededores de KING, la empresa para la que trabajo. Como si el tiempo me odiara decido sentarme en una banca, miro a las palomas revolotear y comer lo que las personas lanzan al suelo. -creo que ustedes son más afortunadas que yo- sonrío amargamente. Mi celular vuelve a sonar, decido contestar, ya que estoy algo lejos de la empresa. -tic, tac sirenita- esa voz asquerosa otra vez. -enviaré la cantidad a la cuenta en la tarde, les juro que…- unas risas se escuchan de fondo. -preciosa es obvio que tienes que pagarnos. El jefe está cada vez más impaciente, no podemos hacer nada si este decide hacer una visita en tu preciosa morada- trago grueso solo de pensar en ese hombre. Lo vi cuando cumplí los 17 y juro que es el ser más asqueroso que he conocido. Una noche llegó y tumbó mi puerta, estaba terminándome recién de bañar. Su mirada asquerosa recorrió mi cuerpo sin pudor alguno, mostró una sonrisa siniestra, sentí como si sus asquerosas manos me tocaran. Dejó una advertencia, y fue que, si me retrasaba un solo día con el p**o me llevaría al burdel del que dice ser dueño y me entregaría al primer postor. -esta noche tendrán su cochino dinero- cuelgo lanzando el celular al suelo. Cuanto mas tengo que soportar esto. Dios, tengo ya 23 años y aun sigo pagando una deuda que siento que crece aún más.. Reviso mi reloj de mano, aún me quedan diez minutos, no me importa. Dispuesta a recoger mí ya maltratado celular me inclino, pero el ladrido de un perro me hace caer de trasero, la suavidad del césped acapara mi dolorosa caída. Un perro grande parecido a un lobo camina en mi dirección. Ese animal no parece amigable. Retrocedo por instinto, cierro mis ojos esperando su ataque, los vuelvo abrir y lo veo enfrente de mí. Con la adrenalina al mil por horas no me muevo, lo siento olfatearme. No hace nada, lame mi mejilla dejando húmedo mi rostro. -oh, espera grandulón- lo toco. Miro el nombre en su collar. -Pit- qué nombre tan adorable para una mascota con aspecto desafiante. Me pongo de pie tomando mi celular, acaricio su cabeza. -casi me das un infarto Pit- un chiflido lo pone alerta, se voltea y corre hacia el hombre que veo a lo lejos. Lleva una chaqueta oscura y una gorra que oculta su rostro. Seguro es el dueño, empuño las manos caminando hacia él. -disculpe Señor, pero debería tener más cuidado al soltar a su mascota- me cruzo de brazos. El tipo no me responde. -una r/za de perro como esa no puede caminar sin una correa, es irresponsabilidad suya- miro a Pit y levanto una ceja, el animal baja su cabeza. -espero que esto no se vuelva a repetir- me desespero al no escuchar alguna palabra del monstruo de metro noventa ¿será mudo? -y además…- la alarma de mi reloj suena, lo que me pone en alerta. Para llegar a la empresa tengo que caminar 7 minutos. Empiezo a correr deprisa sin importarme que el extraño me confunda con una loca. Creo que el perro tenía más educación que su amo.
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