Noemí.
El silencio me estresa.
-¿Tu quieres pagarle a mi hija la carrera?- Tía Rosi no puede creer lo que acabo de decirle.
-Si, tía. Es un sueño que compartimos y nada me haría más feliz que pasar por esto juntas.
-Tiene lógica si pensamos que se conocen desde los 5 y les falta ir al baño juntas nada más. - dice mamá.
-Emm. ya hemos ido al baño juntas. - acotó.
-Noemí- exclama mi amiga.
-Deja que hable esto con tu padre y vemos que sale. ¿De acuerdo?
-Si mami.
Y la abrazo muy fuerte.
Rosi y Alfonsina se van, supongo que a lo mismo también y yo un poco más feliz me voy a mi cuarto a leer.
Voy pensando que no he hablado se Tía Ro y Alfon.
Ellas son demasiado importantes para nosotros. Puede que no haya sangre de por medio, pero nos conocemos desde que yo era muy pequeña.
Rosita es una persona fenomenal. Siempre ha estado ahí para mi y es totalmente desinteresada y leal. Alfon es mi mejor amiga en el mundo mundial. Cuando yo no acudo a mis padres, ella siempre está ahí aconsejandome y dándome ánimos, como en el colegio, donde muchas veces nos tratan de huecas por donde vivimos o la clase de familia que tenemos. No recuerdo que eso me pasara en México y ella tampoco.
Siempre han vivido cerca de nosotras porque mi madre se niega a alejarse mucho de su amiga. Ahora que lo pienso, con razón mi papá no quiere que me valla lejos.
Recuerdo que en una ocasión el tío Mauricio se las quiso llevar a vivir a la ciudad y Rosi le contestó que nunca iba a alejarse de su amiga. Se niega a vivir de alguien más y al conocer su historia, logro comprenderla.
Supongo que a la pobre Alfonsina la deben de tener en un tormento se sermones, porque hace rato que le escribí y no me contesta.
Cuando llega la hora del almuerzo voy a ver en qué puedo ayudar a Tía Ro.
-Hola, Tía. ¿Te ayudo?
-No mi vida. - se queda revolviendo la olla y yo haciéndole compañía mientras separo platos y cubiertos. - Estuvimos hablando con Alfonsina y con Mauricio de la carrera esa que quieren.
-¿Qué dijo el tío?
-Primero que nada que si se van, él le va a pagar su carrera. - me mira pero no me dice lo demás.
- Despues de un primero hay un segundo, Tía.
- Segundo que lo va a hablar con tu papá para ver que van a hacer.
-Supongo que eso es bueno .
Mueve su cabeza en duda de un lado para el otro, insegura.
-Pon la mesa y avisa que esta la comida, por favor.
-Si Tía.
Enseguida me pongo manos a la obra para colaborar como siempre hacemos. Tenemos la confianza porque es más familia que empleada y en esta casa, palabra de Sirley o de ella, son palabras santas. Una segunda mamá si les gusta más.
Voy acomodando plato por plato y cubierto por cubierto, hasta que Alfon se une a ayudarme. Pronto terminamos y mandamos un mensaje al grupo que está la comida.
-Yo podía mandar el mensaje, también.- nos reprende Rosi.
-Es más rápido Tía. No te enojes. - y le doy un beso para comprar su silencio.
Mis hermanos llegan como tropel, y por su ropa puedo adivinar que andaban en el campo con papá o los peones.
Se sientan de inmediato y veo a mamá caminar hacia nosotras.
-Que rico huele, amiga. ¿que hiciste?
-Lasaña- y le guía el ojo.
De pronto veo a papi caminado al lado de Mauricio. Vienen hablado en voz baja muy concentrados. Cuando llegan cerca de nosotras guardan silencio. Otra vez silencio.
-Buenas, hola preciosa. Noe, Ro.- saluda el tío y nos da un beso a cada una de nosotras. Es evidente que a mami ya la vio.
-Princesa, Alfon, - papi nos da un beso y nosotras nos miramos- hola Ro.- Le habla por encima de la barra y se sienta.
Con mi amiga nos dedicamos a pasar para este lado todo lo necesario y cuando Rosi cruza, nosotras también nos sentamos.
La comida está en nuestros platos y están todos concentrados en disfrutar el banquete.
-Noemí, Alfonsina. - nos habla el tío.
-¿Si?- decimos como siamesas.
-Estuvimos hablando lo de la carrera entre nosotros y pensamos que podríamos acceder soñó con ciertas condiciones.
-¿Cuáles? Lo que sea. - digo y nos miramos ansiosas.
-Nos vamos con ustedes - dice papi.
-Yo las mato- dice mamá y todos largan la carcajada.
-No amor, no nos vamos. - y se besan ahí.
-Casi me da algo, amor. No hagas eso- le reprocha.
-Hablando enserio- mi papá respira antes de volver a la charla. - Como van a estudiar podemos suponer que están dispuestas a poner en práctica esos conocimientos.
- Si obvio- le contesta Alfon.
-Entonces podrían instalarse en la casa grande, mantenerla pulca para cuando caigamos de visita. Porque ni piensen que no vamos a ir- dice el tío.
-Si, nosotras hacemos toda la limpieza y todo.
-Van a trabajar con si socio en nuestra empresa- dice papá. - sino no hay trato. ay se Ben de comportar las dos eh.
-Lo que sea, papi.
-Esta bien. Tienen nuestra aprovacion.
No podemos estar más felices y nos paramos para ir a abrazarlos y besarnos a los dos y nos tiramos.
-Gracias papi, gracias tío. -les digo yo.
-Gracias a los dos, de verdad. Los quiero- les dice Alfon toda timida.
Tío Mau la crío desde los 10 más o menos, pero no le sale decirle papá ni que le pague.
Ahora ambas quedamos organizando las cartas de admisión, rogando que nos aprueben, preparando la ropa que vamos a llevar, el tema de los boletos, buscando cuando comienzan las clases allá, que si no me equivoco es en menos de dos meses y contando día con día para comenzar nuestro sueño. ¡Vamos a ser inversionistas! No puedo de la emoción. Súper feliz.