¡Iba a ver a su esposo! Ariel lloraba de la emoción, pero también se daba cuenta que no tenía la mejor ropa o el mejor aspecto para ver a su marido luego de tanto que habían pasado alejados. Salió de aquel recinto pero se topó con que no había nada. ¡Nada! Ni un solo lugar donde ella pudiera comprar ropa para ir bella y elegante con su esposo. Tenía una ropa muy sencilla, su cabello suelto pero mal arreglado, quería ponerse bella, ¡ser la mujer más bella para él! “No lo puedo creer. Tendré que verlo en este estado, no es justo, no es un buen reencuentro, creerá que estoy muy mal, que la estoy pasando muy mal lejos de él. Y es así, pero…no quiero que se preocupe.” Regresó dentro y fue al baño, allí vio la ropa que llevó, pero esa solo era una ropa cómoda, nada linda o elegante, digna de