Había encontrado el bufete de abogados del señor Clinton, aunque tuvo que esperar alrededor de una hora para que se le atendiera, dado que no tenía cita. Todo fue un poco más rápido cuando dijo su nombre y pidió que al menos se le llamara al señor Clinton, para avisar que ella estaba allí y el motivo de su visita. Su divorcio. Automáticamente el señor Clinton envió un coche a recoger a Ariel Sánchez. Al llegar a la casa, Abigail Clinton la recibió en la puerta, acercándose a ella para agredirle, dejando dos fuertes cachetadas en el fino y delgado rostro de la joven. “¡Por tu culpa Alejandro se quedará en la cárcel!” Gritó contra ella, saltándole de inmediato las lágrimas de Ariel, agachando la mirada. “¡¿Cómo te atreves a robarle su libertad de ese modo?! ¡¿Es que no sabes que é