Iban en silencio a casa, hasta que a Ariel le entró aquella pregunta, una duda. “¿Cómo sabías que estaba en el aeropuerto?” Preguntó, mirando en dirección hacia él. “Te estabas quedando en el hotel. No iba a quedarme sin saberlo para siempre, Ariel. Antes de que lo preguntes, no, no los seguí a todos lados, en cada momento, en cada lugar. Luego de que supe donde estabas, me quedé más tranquilo. Parece ser que tú y él son buenos amigos.” “Lo somos. Es el único amigo que tengo.” Respondió. Alejandro redujo la velocidad y la miró. “¿Quieres detenerte en algún lugar, Ariel? ¿Deseas tomar algo?” Él quería charlar. “No, gracias.” Respondió y él siguió camino a casa, no sin antes intentar saber más sobre Dante. “¿Cómo fue todo en Italia? ¿Te gustó? ¿Cómo fue que conociste a Dante? ¿Pasab