El edificio de la firma Clinton con su imponente estructura de cristal y acero, reflejaba la posición y el poder de su fundador, el señor Clinton. Mientras Lucía ascendía en el moderno ascensor, no podía evitar sentir un cosquilleo de nerviosismo. Había escuchado historias sobre Clinton, un abogado con conexiones en las altas esferas y una reputación de conseguir lo que quería.
Al entrar en su oficina, Lucía encontró a Clinton mirando por la ventana, con una vista panorámica de la ciudad a sus pies. Sin volverse, dijo: "Señorita Martínez, me alegra que haya venido. He oído hablar de su interés en el caso Fendi."
Lucía, tratando de ocultar su nerviosismo, respondió: "Así es. Creo que se cometieron graves errores en el juicio. Hay pruebas que fueron manipuladas y testimonios dudosos."
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