El señor Clinton sabía que su pequeña siempre había amado a Alejandro Fendi, pese a que él terminó su relación con ella para casarse con una desconocida de la calle, dejando a Abigail en la humillación al ser rechazada y sustituida por una donnadie. Aquella afrenta solo se dejó pasar porque se trataba de Alejandro y mucho no podía hacer el señor Clinton frente a la decisión de él y su hija no quería aumentar la vergüenza en la que la dejó aquel descuidado reemplazo. Pero Alejandro tenía la oportunidad de hacer las cosas bien con Abigail, sobre todo si quería salir libre. “Querida.” El señor Clinton fue a darle las buenas noticias a su esposa, tenía que recibirla primero de parte de él. La señora Sonya estaba postrada en cama en los últimos meses, debido al deterioro de su salud y ambos s