15. Vergüenza

1038 Words
[ANAHÍ] No lo puedo creer… Me muero de la vergüenza, Amadeo escucho lo que yo no quería que supiera… 《eres una idiota》 Me reclamo una y mil veces mientras que intento tranquilizarme, pero es prácticamente imposible… con solo imaginarme todo lo que pueda llegar a estar pensando en estos momentos. Definitivamente he quedado como toda una idiota frente a él, ahora de seguro pensara que soy una niñita tonta que aún cree en los cuentos de hadas, y si bien nunca me ha importado lo que la gente pensara de mi, en esta ocasión es diferente… Miro la hora en el reloj de pared y me hago a la idea de que de seguro le veré la cara en esa reunión, después de todo es el hijo del dueño, ¿no? Intento respirar profundo, tranquilizarme y tomo mi carpeta, mi bolígrafo, mi taza de café, y salgo del taller. Camino por los pasillos intentando distraerme con la otra gente que me saluda y me sonríe a medida que avanzo, pero todo se echa a perder cuando al entrar a la sala de juntas lo veo a el sentado en la silla que usualmente ocupa Alessandro o Valentina.  —Hola— Me dice al darse cuenta de que no digo nada ya que somos los únicos dos aquí por el momento. —Hola— Respondo y simplemente tomo asiento en el sitio más apartado de esta mesa de reuniones y él me mira fijamente. —De verdad lo siento, no era mi intensión— Se vuelve a disculpar. Levanto mi mirada encontrándome con la suya —Solo has de cuenta que no has escuchado nada, ¿de acuerdo? — Le pido. —Intentare— Responde con una estúpida sonrisa que me dan ganas de quitarle de un golpe.  —Buongiorno— Dice Francesco y se saluda a Amadeo —Bienvenido, soy Francesco Davollie, gerente de marketing— Se presenta ya que por obvias razones no se conocían. —Un gusto, Amadeo Mancini— Le responde él y Francesco solamente le sonríe. —Lo mismo— Responde y luego se acerca a mi —mio caro— (querida mía) Me dice y prácticamente me veo obligada a ponerme de pie para abrazarlo —Como que tú no te dejas ver mucho ¿eh? Y eso si que es una pena— Continua y me mira de pies a cabeza —Te ves preciosa— Me halaga. —Muchas gracias, Francesco— Respondo tímida y él se acerca a mi oído —¿Me aceptaras la invitación a cenar o aún sigues con ese tonto? — Me pregunta y me alejo. —Lo hablamos después de la reunión, ¿te parece? — Propongo y asiente. —Me parece— Responde y me sonríe, no puedo negarlo, Francesco es guapo, castaño, ojos verdes, alto, elegante, y muy inteligente, pero para empezar, tengo novio o algo así… y después bueno… Amadeo… 《¿Por qué me sigue torturando la mente? Se esta por casar》 Me reclamo. La falsa tos de Amadeo nos hace separar y si bien me encantaría ignorarla, de cierta manera no puedo, al final del día es el jefe también… —¿Empezamos? — Nos pregunta y sin que yo me haya dado cuenta, los gerentes del resto de las áreas y todos quienes deben estar en esta reunión ya han llegado.  —Claro— Decimos al unísono y rápidamente nos ubicamos en nuestros puestos.  No voy a negar que es sumamente extraño que quien era mi mejor amigo sea quien dirija esta reunión y este hablando como si llevará todos estos años trabajando aquí, pero definitivamente es muy interesante… se ve hasta sexy hablando de proyecciones, planes estratégicas y hasta dando ordenes de como deberíamos hacer todo para llegar bien a nuestros compromisos, pero los nervios me consumen cuando él me mira para anunciar públicamente que estaremos yendo los dos a Mónaco.  Se me hace un nudo en el estomago con solo pensar que estaremos cuatro días solos en Mónaco, sobretodo ahora que él parece saber más cosas de las que yo quisiera acerca de mi. Es tanto lo que mi mente se ha ido hacia otra parte, que apenas me doy cuenta de que la reunión ha terminado… Un poco confundida me levanto de mi silla y camino con la intención de salir de la sala de juntas, pero él me sujeta suavemente del brazo —¿Hablamos? — Me pregunta. —Basta Amadeo, ya bastante vergüenza siento por lo que has escuchado— Le explico en un susurro.  —¿Vergüenza? ¿Por qué? No debes sentir vergüenza, es tu vida, tu cuerpo, tu puedes hacer lo que quieras… lo que quiero decirte… mejor dicho pedirte, es que me disculpes, me he comportado como un idiota contigo, pero yo no sabía…— Me dice y no puedo creer que ahora este con esta actitud. —Amadeo, si, has estado muy intenso y hasta te has comportado como un tonto, pero no te creas que haber o no haber estado con un hombre soy diferente. — Sentencio. —¿Qué significa eso? — Me pregunta confundido. Lo que menos quiero es que me trate como una niñita… —Que eso no me hace menos mujer, simplemente eso, simplemente no he estado con nadie porque hasta ahora no he conocido un hombre que este a la altura de lo que yo que quiero— Le explico y su mirada es de interés total. —¿Y que es lo que quieres? O, mejor dicho, ¿Qué buscas en un hombre? — Me pregunta y ahora soy yo quien jugara. —Un hombre que me ame locamente y que cuando me haga el amor me vuelva loca en todos los sentidos, no busco algo físico solamente, busco algo intenso, una conexión especial con alguien en todos los sentidos, quiero cometer mil locuras por él y que él las cometa por mi. Ahora, si me disculpas debo seguir trabajando— Sentencio y muevo mi brazo para que él me suelte y así salirme de esta sala de juntas sintiendo que vuelvo a ser yo.   
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