25. Juegos Peligrosos

1005 Words
[ANAHÍ] Un sol radiante, un almuerzo increíble con una hermosa vista a toda la ciudad y Amadeo queriendo asesinar a Carlo con su mirada, ¿algo más que este sucediendo aquí? Ah, si… yo estoy jugando a ser una femme fatal y no se si se me da bien. Lo único que sé, es que no quiero que Amadeo piense que el juego está de su lado. —¿Qué harás está noche si ganas? — Me pregunta Carlo e intenta acercarse un poco más a mi inclinando su cuerpo, pero yo apoyo mi espalda contra el respaldar de la silla evitándolo y de reojo veo a Amadeo sonriéndose. —No lo he pensado, ahora solo puedo pensar en que todo salga bien, ya después veremos— Respondo. —Si ganas, te invito a una discoteca muy exclusiva que te encantara— Me ofrece Carlo. —Carlo— Intercede Deo —Lo siento, pero la empresa ya tiene algo organizado— Explica y yo solo lo miro un tanto confundida. —No lo sabía— Murmuro. —Sorpresa…— Rebate sarcásticamente y ya no sé si esta hablando en serio. —Bueno, al parecer ya ves… tengo planes en caso de ganar— Bromeo y miro el reloj ya que este juego de reírme de chistes malos y pretender estar pasándola bien en medio de su batalla de testosterona me ha aburrido —Tengo que ir al hotel a cambiarme y luego regresar al recinto para terminar de prepararlo todo, si no les molesta los dejo, ¿sí? — Les dejo saber. —Tranquila, ve y has todo lo que tengas que hacer, nos vemos luego— Me dice Carlo y le sonrió. —Muchas gracias, y gracias por la invitación— Le respondo y me levanto de mi silla. —¿Quieres que te acompañe? — Se ofrece Deo y niego.  —Solo tengo que cruzar la calle, gracias— Le digo y me despido de él para finalmente salir de aquí. [AMADEO] (Horas después) Estoy tan nervioso que pareciera que soy quien competirá esta noche, pero supongo que mis nervios se deben a la sorpresa que le tengo preparada para esta noche, algo que no he hecho para nadie…Respiro profundo, salgo de mi habitación y voy a la puerta de la suya. Golpeo suavemente y a los pocos minutos ella abre y yo siento que he olvidado como respirar.  —¡Guau! — Exclamo al ver el vestido de encaje que trae puesto y que pareciera haber hecho a su medida. El trabajo que tiene en los laterales es sensual y elegante… una leve transparencia entre el encaje que juega con la imaginación.  —¿Es mucho? — Pregunta y sé que se refiere al maquillaje, al peinado y accesorios. Niego —Te ves increíble, ufff… es que… me dejas sin palabras— Admito y se sonríe. —Entonces está bien, un poco de silencio de tu parte no me vendrá mal— Bromea contagiándome su risa y toma su pequeño bolso para que salgamos de aquí.  Ella sale dejando que la puerta se cierre sola y camina por el pasillo permitiéndome ver su espalda al descubierto —Parece que te gusta mostrar tu espalda— Comento mientras la alcanzo y solo la escucho reír.  —Duro poco el silencio…— Broma.  —Ya ves… me recupero rápido cuando lo necesito— Rebato siguiéndole el juego —¿Y que opinas de mi traje? — Cuestiono una vez que estamos dentro del elevador y ella sonríe.   —Para empezar, es un esmoquin— Aclara y lleva sus manos al moño que tengo puesto y lo acomoda —Segundo, tal vez es un poco mucho para un desfile, y tercero…— Dice y observa mis mangas —Deberías usar esmóquines de nuestra marca, este no es nuestro, tiene un defecto en la costura— Termina de decir y sonrió. —¿Quieres que te confiese algo? — Indago. —Cuéntame— —Me olvidé mi esmoquin en casa y tuve que comprar uno de emergencia después del almuerzo— Admito y su risa me contagia. —Me hubieras llamado, yo hubiera elegido algo mejor que esto—  —Me hubiese gustado que me acompañaras de compras, te imagino conmigo en un vestidor mientras me probaba la camisa y… ufff…— Murmuro y sus ojos negros se clavan en los míos.  —¿Eres siempre así? — Me cuestiona. —¿Así como? — Averigua. —¿Así como… como? — Presiono y su tímida sonrisa me deja saber lo que pasa por su cabeza. —Físico— Murmura y me acerco a su oído.  —Me gusta mucho… pero contigo es diferente— Aclaro. —Aha… cuéntame una de vaqueros— Bromea. —Te lo juro, la adrenalina que siento contigo es insuperable… mi mente no deja de darle vueltas a lo que podríamos llegar a ser juntos— Le confieso y beso su cuello —Tu aroma…— —Basta— Me pide y rápidamente se aleja apenas las puertas se abren y salimos de aquí.  —¿No te provoco nada? — Pregunto mientras caminamos hacia el puente que conecta al hotel con el recinto. Ella me mira —¿Quien sabe? — Responde misteriosa y aparta su mirada. —¿Eso es lo que me dirás? —  Asiente —Si pierdo te responderé a tu pregunta— Negocia.  —¿Y si ganas? — —No creo ganar, hay mucha competencia. — —Si ganas hacemos lo que yo quiera— Negocio y se sonríe. —Esta bien, entonces si pierdo tú harás lo que yo quiera y yo responderé a tu pregunta—  —Perfecto, prepárate porque ganaras y te encantara lo que tengo en mente— Advierto —Eso si, deberás responder algunas preguntas— Negocio. —De acuerdo— Me responde y si antes quería que ganara, ahora mucho más. 
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